jueves, 30 de noviembre de 2006

El último poema

Este fué el último poema que escribí para ella.
Se lo envié por medio de un correo electrónico el 7 de noviembre de 2006.

El último
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Dice Sabina
"al lugar donde has sido feliz no debías tratar de volver"

a veces el amor va mal

perra, bella, nebulosa,
corta, sinuosa, puta vida
que vivimos como naúfragos
en tierra firme

"el camino es sabio: siempre te aleja
del lugar en donde estás."

te da distancia, perspectiva,
te lleva a nuevos, peligrosos,
retadores lugares
de color bermellón

la experanza me guiña un ojo
me muestra un poco de piel,
ofertando falsas promesas
cual bolero de años ha

el pasado ya cobró su precio
gran trueque: amor por casi amor.

Ya llegará el aire fresco, vital
no hay que pedir permiso para
beberse el amor a deshoras

"yo tambien se jugarme la boca,
que te voy a contar"


miércoles, 29 de noviembre de 2006

Soledad

Era peor la otra soledad

Un tener sin posesión
Un estar sin respaldar
Un urgar infinito en el ayer

Era peor la otra soledad

Largas tardes en espera del amor
Tristes noches añorando el resplandor
Ramas secas presagiando la traición

Era peor la otra soledad

No poder encender un corazón
No tener alguien cerca en quien creer
No buscar nada nuevo alrededor

Era peor la otra soledad

lunes, 27 de noviembre de 2006

Plática en el muro de La Catedral

Hace unos días salí del restaurant La Popular en la calle de 5 de Mayo, en el centro histórico de la Ciudad de México, y me dirigí hacia la estación Zócalo del Metro.
Caminaba por la acera de la Catedral Metropolitana y casí tropecé con un bolero, cuya clientela debe recargarse en el muro de la reja de la Catedral para recibir sus brillantes servicios.
En plena faena empezamos a platicar.
- ¿Cuántos años lleva trabajando aquí? - le pregunté.
- Újule, pues más de quince. Tengo ese tiempo de jubilado y me metí a esto para completar el gasto. Antes me iba mejor, pues yo boleaba los zapatos de los padres de aquí de La Catedral; pero con los cambios rara vez me llaman.
- Debe haber sido interesante trabajar para ellos.
- Uyyy jefe! Nomás le voy a contar lo que pasó una vez, pa' que tenga idea.
Lo que sigue es mi versión de esta historia tal como me la contó nuestro bolero:

"El sacristán de La Catedral me traía diariamente varios pares de zapatos de los padrecitos. Cuando los acababa de bolear entraba a la sacristía, los entregaba y me pagaban por mi chamba. Casi siempre me daban 50 pesos. No estaba mal.
Pero una vez -creo que era un viernes- al entregar los zapatos, noté que había mucha gente afuera de la sacristía. Me di cuenta rápidamente que eran los cobradores que iban por su lana, a cobrar lo que entregaban a La Catedral durante la útima quincena. Uno de ellos estaba tocando la puerta de la sacristía, pero nadie le contestaba desde adentro.
Yo sabía que el sacristán estaba ahí, pues el me había entregado los zapatos hacía menos de una hora, así que, con toda confianza, empuje la puerta y entré a la sacristía.
No estoy seguro si los cobradores pudieron observar lo que yo vi:
¡El padre sacristán se estaba cogiendo a una monja en el mero escritorio!"

- La monja estaba vestida, con la falda alzada - le cuestioné.
- No, los dos estaban completamente encuerados.

"Al verme, el sacristán se bajó de la monja y me gritó que cerrara la puerta. La monja empezó a vestirse rápidamente. Se veía muy apenada conmigo, pero no dijo ni media palabra.
Ya que se acabó de vestir se dirigió hacia una puerta que llevaba hacia la parte interna de la iglesia, pero el sacristán la paró con un grito:
- ¡Pendeja arreglate la falda que se te ven los calzones!
La monja se había colocado algo así como una faja en la cintura, con la que había atrapado la parte de atrás de su amplia falda, por lo que se le veían las piernas y las nalgas.
El sacristán acabó de vestirse, me pidió que no dijera ni media palabra de lo que había visto ahí.

Ese día me pagó doscientos pesos por la boleada.

El padre ahora trabaja en una iglesita de la colonia Roma."


Nota: Esta historia es real, al menos lo de la boleada en la reja de La Catedral y la plática del bolero. No se si lo hace como parte de su mercadotecnia, pero sonaba sincero.

jueves, 23 de noviembre de 2006

Espero que la tercera sea la vencida

Esta vez apuesto por Blogger.

Tengo varias cosas que escribir, el momento lo exige.

Veremos si deveras soy capaz de no autocensurarme (tanto).

Ya veremos.