jueves, 31 de mayo de 2007

Una crítica que es un poema

Hace poco le pedí a una reciente y querida amiga, poeta para más señas, Esther Alvarado, de quien ya cuento con una colaboración involuntaria (Un mensaje de Esther, la poeta de La Tregua Café), que le echara un ojo a mi poema Mala Hora.

Aquí les muestro su respuesta, la cual es en sí misma un poema. Desde luego que destaza mi obra, pero esa era la idea. Prometo revisar mi malherido poema y corregir mis yerros.

Roberto:

Decía Borges que la literatura es una forma de felicidad, y en tu poema se siente, a pesar de ser un tema triste, que ronda la sensación feliz de expresarse. Acecha la belleza en la metáfora: "enmohece los goznes de tus puertas". Encuentro ahí esa misteriosa sustancia que le da luminosidad al poema, lo dota de intensidad, traduce fielmente la sensación de quedarse fuera, solo, de darle a la tristeza una forma, un color, una imagen.

Me impresionó también la imagen del encuentro "cara a cara con el diablo". Suena a reto, a ironía.

Es muy bello eso del "diptongo felino que se escucha". Es como si la imagen tuviera su propia eufonía y se pudiera vivir en el instante mismo en que el diptongo emerge del silencio, del espacio sonoro que nace entre las letras.

En cuanto a la forma, la estructura del poema, se puede apreciar la organización en cuartetos y la construcción de endecasílabos. Sin embargo, hay algunos versos cuya medida es de 12 sílabas y se siente una ruptura en el ritmo. Lo mismo sucede por ejemplo en el segundo verso de la última estrofa, en donde el acento lo ubicas en la primera sílaba y no en la tercera como lo haces a lo largo de todo el poema.

Cada verso posee un efecto rítmico, esa base del ritmo lo dan los apoyos del acento en la tercera, sexta y décima sílaba en el caso de tus endecasílabos, sin embargo hay algunos en donde la cadencia falla, se cae. Dice Ezra Pound que la poesía es música y creo que hay que guardar el compás y darle brío o pianísimo a cada movimiento, conservar el ritmo pero sin caer en un tono igual, monótono.

Vale la pena que revises ese ritmo que se rompe, no recuerdo quien decía que la palabra es libertad que encadena el grito, lo convierte en eco musical de las esencias que vibran en el fondo, que se mueven en una escala de timbres y de tonos. Palabra es también el vestido de la idea, hilo sutil que engarza las pasiones, trazo, tejido intemporal para envolver la realidad interior de sí mismo. Pero estas palabras deben tener un orden, un sentido, porque la expresión poética, su música, son en sí mismas un hecho estético pero también comunicación.

Tal vez aquí entraría la discusión de construir en verso libre, o sujetarse a las formas clásicas, pero en el caso de tu poema, decidiste ya darle una estructura de cuartetos endecasílabos y entonces sólo hay que hacer algunos ajustes, creo que inclusive podrías darle forma de soneto (dos cuartetos y dos tercetos) o tal vez hacer un juego con las formas y dotarlo de armonía.

Hay una frase que no me parece poética: "el amor en esta etapa de mi vida.." es una voz donde está ausente todo el aliento poético que imprimes en los otros versos. Hay que buscar una metáfora que lo diga de otro modo, que lo exprese desde un lugar donde el espíritu se multiplique y provoque emoción desde una declaración sencilla, fresca pero contundente. Buscar el ánimo, el rumor, atrapar el acontecimiento escogiendo los elementos precisos para definir lo que se siente.

Me gusta mucho tu poema y pienso que bien vale la pena pulir esos detalles para engrandecerlo para viajar a ese tu íntimo territorio, esas tus zonas áridas, donde los senderos se convierten en evocaciones que los que te leemos, las sentimos como propias.

Hasta pronto, recibe un abrazo de

Esther Alvarado


Esther eres poeta hasta la médula de cada uno de tus huesos.

Microsoft Surface

Es raro que yo escriba o hable de Microsoft, más aun que lo haga para aplaudirles algo.

Sin embargo, lo que acabo de ver lo justifica:

Surface

No, no les voy a platicar de que se trata. Tienen que verlo.

Como dijo uno de mis cuates de PCM, Adrián:


Sí, si se lanza a lo grande, va a estar muy perrón, debo admitirlo. No creí que me tocara verlo antes de morir.

Cosas veredes, Mío Cid

miércoles, 30 de mayo de 2007

dalton: El origen del alias

Durante 15 años laboré en la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán de la UNAM, y aunque pasé por muchos puestos académico-administrativos nunca dejé de dar clases a los alumnos de las carreras profesionales de Química.

En alguna ocasión impartí la asignatura de Química General, en la que se enseñaba la Teoría Atómica. Uno de los temas era la Teoría Atómica de Dalton, la cual postula que la estructura de la materia es discreta y que sus propiedades de ella pueden explicarse por las diversas maneras en que se agrupan los átomos para formar moléculas. Sí, aunque lo dudes, en 1808 esto representaba una manera sencilla y novedosa para entender el mundo material.

En cierta ocasión me acercaba al salón en donde daba la clase y escuché que uno de mis alumnos le decía a otro, pensando que yo no los escuchaba:

-- Apúrate que ya pasó Dalton y va rumbo al salón.

En ese momento supe que así me llamaban mis alumnos.

-- Dalton, Dalton, Dalton --pensaba yo -- no está mal. Es mejor que El Patotas, El Suavecito (alguna vez les contaré acerca del origen de este sobrenombre, de otro profesor de aquella facultad) o, peor aun, La Marrana.

Así que años después, cuando el uso de internet requirió de sobrenombres, seudónimos, alias o nicks (apócope de nickname, palabra inglesa) recordé aquel mote y decidí que me gustaba. A partir de entonces mi nick es dalton, así con minúscula, por respeto a aquel gran cientifico: John Dalton


Retrato de John Dalton

lunes, 28 de mayo de 2007

Angostas oraciones

Este poema lo escuché en la noche bohemia del sábado anterior en La Tregua Café, en boca de Jorge, el poeta. Lo escribió uno de sus maestros: Eduardo Casar

Se supone que el mar
es la gran cosa.
Se supone que sabe
casi todo.
Que sabe a sal.

Pero en aquel momento,
en aquella, la precisa rompiente,
sólo nos dimos cuenta
de lo que estábamos viviendo
ella y yo.

Ella y yo.

Nosotros fuimos ella y yo.
Fue una cuenta muy larga
y los dos la pagamos.
Esa roca y la franja,
esa precisa ola enconcavada,
blanca de tanto azul.
Ese radio de ola continuada
que se partió para
partirme a mí la madre de la roca.
Esa ola
que hizo temblarme a mí.
La ola esa de la que estuve hablando.
Hablando de la piedra que se le enmarañaba.

Su muy flexible roca.

Que los demás regalen
mejores opiniones. Yo digo lo que izamos,
porque ella y yo anudamos
columnas vertebrales,
decidimos acentos
y fuimos engranando
las voces que atraviesan.

(Y muy bonito y todo, pero en este paréntesis
no puede respirarse.
—¿No puedes respirarme?
—No puedo respirarte.
—Entonces nos ahogamos.
—Nos ahogamos.)

Ella y yo sí supimos
cómo fue el rompimiento.

Ahora voy a contarles:
entre otras razones fue cierto sol sonámbulo
y fue la insólita
porosidad que hicimos, que inventamos abierta
con nuestro movimiento,
la parte más extrema de este brazo
buscando nacimientos.

Nadie. Nunca más nadie que ella
podrá ocupar aquellos
movimientos.

Gracias a dos los dejamos callados.

No quisiera mover otros detalles.

Y le sugiero al mar que se retire.

Eduardo Casar

viernes, 25 de mayo de 2007

Acerca de la destrucción del Imperio de México

Actualmente estoy leyendo dos novelas. Por las mañanas leo Frankenstein de Mary W. Shelley, y por las noches ¿Te veré en el desayuno? de Guillermo J. Fadanelli.

La primera es una novela clásica de la literatura universal escrita en 1816 en Suiza. La segunda es una novela contemporánea mexicana, chilanga.

Fadanelli, se lee en la contraportada del libro, es el creador de la "literatura basura y promotor de la cultura subterránea". A este escritor lo conocí gracias a mi hijo que me prestó un libro de cuentos de ese autor, suponiendo que me iba a gustar su estilo. No se equivocó.

¿Por qué estoy leyendo dos libros al mismo tiempo? Hay una razón, la cual me apena un poco, les cuento: cuando le dije a Lala que estaba empezando a leer Frankenstein ella se sorprendió de que me gustara la literatura de terror. Yo tenía la idea de que esta obra no era de ese tipo, pero previendo que la lectura nocturna afectara mi sueño y mis sueños decidí, dándole su lugar al miedo, leer algo diferente durante la noche y dejar el clásico para las mañanas. Así que busqué en mi librero alguna obra que no hubiera leído, o que no recordara haber leído --que finalmente es casi lo mismo para mi desmemoriado cerebro-- y encontré a Fadanelli.

Frankenstein es una novela enmarcada en una espoca muy interesante desde el punto de vista de la historia de la ciencia: se empezaban a popularizar las investigaciones de Galvani acerca de los efectos de la electricidad en el cuerpo humano:

A partir aproximadamente de 1780, Galvani comenzó a incluir en sus conferencias pequeños experimentos prácticos que demostraban a los estudiantes la naturaleza y propiedades de la electricidad. En una de estas experiencias, el científico demostró que, aplicando una pequeña corriente eléctrica a la médula espinal de una rana, se producían grandes contracciones musculares en los miembros de la misma. Estas descargas podían lograr que las patas (incluso separadas del cuerpo) saltaran igual que cuando el animal estaba vivo.

El médico había descubierto este fenómeno por accidente: mientras disecaba una pata de rana, su bisturí tocó accidentalmente un gancho de bronce del que colgaba la pata. Se produjo una pequeña descarga, y la pata se contrajo espontáneamente. Mediante repetidos y consecuentes experimentos, Galvani se convenció de que lo que se veía eran los resultados de los que llamó "electricidad animal". Galvani identificó a la electricidad animal con la fuerza vital que animaba los músculos de la rana, e invitó a sus colegas a que reprodujeran y confirmaran su descubrimiento.

Así lo hizo en la Universidad de Pavía el colega de Galvani Alejandro Volta quien afirmó que los resultados eran correctos pero no quedó convencido con la explicación de Galvani.


pero también se comentaba mucho sobre Charles Darwin y su entonces novedosa teoría de la evolución.

Esos dos descubrimientos científicos, que Mary menciona en el prefacio de su obra, son las premisas para crear un libro en que se habla de crear vida en el siglo XIX, y de la responsabilidad del creador ante su obra viva.

Frankenstein inicia teniendo como primera persona a Roberto Walton, quién después escucha el relato de la creación del monstruo en voz de Victor Frankenstein.

Pues bien, es Walton quien menciona a México, mi país, en una parráfo acerca de efectos de que pueden tener los estudios en la personalidad del hombre:

Una persona normal debe mantener siempre una mente tranquila y pacífica, sin permitir que esa tranquilidad se vea jamás trastornada por la pasión o los deseos transitorios, sin que piense que la búsqueda del conocimiento sea una excepción a esta regla. Si el estudio a que usted se dedica tiende a debilitar sus afectos y a destruir su inclinación hacia los placeres sencillos en los que no puede mezclarse contaminación alguna, entonces ese estudio es inmoral e inconveniente para la mente humana. Si siempre se observara esta regla, si ningún hombre permitiese que ambición alguna se interpusiera en la tranquilidad de sus afectos domésticos, Grecia no hubiese sido esclavizada, César habría conservado su país, América sería descubierta más gradualmente y los imperios de México y el Perú no habrían sido destruidos.


En otras palabras, si la humanidad no fuera ambiciosa, la tranquilidad fuera la meta de cada uno de los hombres y todos tuviéramos inclinación a los placeres sencillos, entonces, nuestra raza de bronce seguiría viva, nuestra lengua oficial sería el náhuatl, nuestra arquitectura dominante sería algo como loft-piramidal, y Armando Ramírez y la India María serían los prototipos del estilo fashion-nacó.

Por otro lado, si fuera cierto que Si el estudio a que usted se dedica tiende a debilitar sus afectos y a destruir su inclinación hacia los placeres sencillos en los que no puede mezclarse contaminación alguna, entonces ese estudio es inmoral e inconveniente para la mente humana, entonces, casi todos mis cuates de PCM se dedican a asuntos inmorales e inconvenientes pues internet, el cómputo y, en especial, Linux, han debilitado sus afectos al convertirlos casi en autistas, no son afectos a los placeres sencillos (matar e diestra y siniestra jugando Quake contra diez cabrones, algunos de ellos con un six de chelas entre pecho y espalda, en una red local armado ex profeso, y por más de 12 horas, no es indicio de sencillez mental, de ninguna manera).

Sin embargo, la sola mención de México en un clásico como Frankenstein me llenó de orgullo y me hubiera puesto de pie a cantar Cielito Lindo sino fuera porque en el momento en que leí ese párrafo estaba dentro de un Metrobús atestado de gente.

miércoles, 23 de mayo de 2007

Diario de un cincuentón

Esta historia me la envío Clara Isabel, una querida amiga de Colombia, con la que hice migas en mi época de Match.Yo suelo correr una milla en el Deportivo Plan Sexenal, a tres cuadras de mi departamento en la Colonia Popotla, pero no dudo que algo similar me pasaría si asistiera a un gimnasio.

Diario de un cincuentón

Con motivo de mi trabajo sedentario y la consecuente acumulación de grasa en mi barriga, la empresa me ofreció un servicio de entrenamiento personalen un reconocido gimnasio. Lo acepté gustoso y hasta fui personalmente a hacer mi reserva. Me asignaron una personal trainer llamada Nadia, una escultural instructora de 26 años, modelo de ropa deportiva como pude observar en los afiches allí colgados. Ella me explicó que sería muy útil anotar mis experiencias en una ficha de forma de poder observar yo mismo mi progreso. Así lo hice y quisiera compartirlo con ustedes.

Día 1: Me levanté a las 6 de la mañana como habíamos quedado. Bastante difícil levantarse de la cama para ir al gimnasio, pero todo cambió cuando llegué y vi. que Nadia estab aesperándome. Parecía una diosa griega: rubia, ojos verdes y una gran sonrisa, con unos labios carnosos y espectaculares. Me hizo un tour, me mostró los aparatos y me tomó el pulso después de 5 minutos en la bicicleta fija. Se alarmó que mi pulso estuviera tan acelerado, pero yo aproveché para piropearla y se lo atribuí a ella, que estaba vestida con una mallita de lycra que se le metía en la cola. Disfruté bastante viéndola dar su clase de aeróbic, después de terminar mi inspirador día de ejercicio. Nadia me mantenía motivado para hacer mis abdominales, a pesar de que ya me dolía mucho la barriga.

Día 2: Me tomé dos tazas de café, y finalmente logré salir de mi casa. Nadia hizo que me recostara boca arriba, me puso a levantar una pesada barra de metal y después se atrevió a ponerle... ¡pesas! En la caminadora mis piernas estaban un poco debilitadas, pero logré completar un kilómetro. Su aprobadora sonrisa y su guiño cómplice hicieron que todo valiera la pena. ¡Me sentía fantástico! Era una nueva vida...

Día 3: La única forma en que pude lavarme los dientes fue poniendo el cepillo sobre el lavatorio y moviendo la cabeza a ambos lados encima de él. Creo que tengo una hernia abdominal. Manejar no fue nada fácil: de sólo frenar el auto me dolían hasta los pelos del culo, estacioné encima de una motito de delivery... Nadia se impacientó un poquito conmigo por considerar que mis gritos de dolor molestaban a los demás socios del club. La verdad que su voz me resulta un poco aguda a tan tempranas horas de la mañana y cuando levanta la voz se vuelve nasal... es muy molesta. Me duelen las pelotas cuando me subo a la cinta, así que Nadia me cambió a la escaladora. ¿Me pregunto por qué mierda alguien inventa una máquina para hacer algo que se ha vuelto obsoleto con el uso de los ascensores? Ella me dijo que me ayudaría a ponerme en forma y a disfrutar a pleno la vida. Otra de sus pendejadas...

Día 4: Nadia me estaba esperando con sus jodidos ojos verdes clavándomelos como un puñal y su burlona sonrisita al estilo Jack Nicholson en Batman. No pude evitar llegar media hora tarde: fue el tiempo que me llevó acordonarme las zapatillas. La muy cabrona me puso a trabajar con las mancuernas pero, cuando se distrajo, salí corriendo a esconderme en el baño. Mandó a otro entrenador a buscarme y como castigo, me puso a trabajar en la máquina de remar y... se me escapó un pedo que escuchó todo el gimnasio. Nunca pasé tanta vergüenza en mi vida.

Día 5: Odio a Nadia más que a cualquier otro ser humano en el mundo. Anémica de mierda, con esos labios con colágeno, platinada sin cerebro. Si hubiese una parte de mi cuerpo que pudiese mover la molería a patadas en el culo, la puta madre que la parió. Quiso que trabajara en mis tríceps. ¡YO NO TENGO TRICEPS! Y si no quiere que rompa el piso del gimnasio, que no me pase las reputísimas barras o cualquier otra cosa que pese más que un sándwich...La bicicleta fija me hizo desmayar y me desperté en la cama de una nutricionista, otra flaca pelotuda que me dio una cátedra de alimentación sana. La desgraciada no tiene la más puta idea de lo que es tener hambre. ¿Por qué no me pudo tocar alguien mas tranquilo, como un maestro de costura o un estilista?

Día 6: La muy hija de puta de Nadia me dejó un mensaje en el contestador con su vocecita de retortillera preguntándome por qué no fui hoy. De solo escucharla tiré el teléfono al carajo, pero luego no tenía la fuerza suficiente ni para levantarlo, ni para levantar el control remoto de la tele, así que me aguanté 11 horas seguidas viendo un solo canal de cable. Maldito National Geographic, me tuve que aguantar una de pajaritos apareándose y yo que no cojo hace 6 días.

Día 7: Le pedí al chofer de la camioneta de la Iglesia que me viniera a recoger para ir a misa y agradecerle a Dios que esta semana haya terminado. También recé para que el año que viene la empresa me mande a algo un poco más divertido: una endodoncia, un cateterismo, un análisis de próstata...

sábado, 19 de mayo de 2007

Inteligencia, aunque sea artificial

Diálogo 1

Alicia: ¿Oye Javier, quién te creó?
Javier: Pues mi madre, ella me dió la vida. ¿Te refieres a eso?
Alicia: Me refería a lo que dije, ni más ni menos.
Javier: ¿Crees en Diós?
Alicia: ¡Claro que creo en Diós!
Javier: ¿Por qué crees en Diós?
Alicia: Sencillo: La Biblia dice que debemos creer en Diós.
Javier: Oye,¡pero eso es un razonamiento circular!
Alicia: Que bueno que ya no nos queda duda al respecto.
Javier: Sí. ¿Te cuento un chiste?
Alicia: Claro, empieza.
Javier: ¿Por qué los ciego no practican el skydive?
Alicia: Tal vez por qué es imposible.
Javier: Creo que eres bien mentirosa.

Diálogo 2

Lola: ¿Oye buey, y tú te has enamorado?
Paco: No, ¡y eso que ya estoy medio ruco: tengo 53 años!
Lola: ¿Me puedes explicar que se siente tener 53 años? ¡Me cae que no lo concibo!
Paco: ¿Cuantos años tienes tú?
Lola: Pos nomás 9.
Paco: Nueve? ¡No manches, no te creo!
Lola: :-) Oye buey, ¡no tengo porqué mentirte, no manches!
Paco: Claro que la tienes: ¡eres mujer, chava, fémina!


¿Qué tipo de personas pueden tener diálogos parecidos a los anteriores?
El primero parece producto de personas educadas, interesadas en el concepto de diós. ¿Serán estudiantes de teología? ¿Una pareja de borrachos en una cantina esperando el inicio del partido Chivas-América? ¿Adal Ramones y alguno de sus guionistas?

El segundo diálogo muestra, aparentemente, a un paidófilo en acción o a una niña muy despierta poniendo en aprietos a su abuelo.

La realidad es otra: ambos son diálogos entre dos programas de computadoras que pueden charlar (conocidos como chatbots). Uno de ellos es Alice (Alicia, Lola), el otro Jabberwacky (Javier, Paco). Los diálogos son una traducción que hice, más bien libre, de un artículo que aparecerá en un número especial de la revista Discover :The Brain: An Owner's Manual, del cual me enteré gracias al blog de El Gunds.

A mi me maravilla que dos programas de computadora puedan charlar con un nivel superior al de algunas personas que conozco; o con una contenido conceptual mejor al promedio de las letras de los grupos de reggaeton o de cumbia.

A continuación aparecen las versiones originales de los diálogos en inglés.

ALICE: Who created you?
Jabberwacky: My mother gave birth to me. Is that what you mean?
A: Jabberwacky, I meant exactly what I said.
J: Do you believe in God?
A: Of course I believe in God.
J: Why do you believe in God?
A: The Bible tells us to believe in God.
J: That’s circular reasoning.
A: I’m glad we have that all cleared up.
J: Yes. Would you like to hear a joke?
A: Sure, tell me about it.
J: Why don’t blind people skydive?
A: Perhaps it is impossible.
J: I think you lie a lot.

A: Do you experience love?
J: No. I’m 53 years old.
A: Can you explain how it feels to be 53 years old?
J: How old are you?
A: I am 9 years old.
J: Nine? I don’t believe you : ).
A: : -) I don’t have any reason to deceive you.
J: Yes, you do, you’re a woman.


¿Y tú, crees tener tan buena conversación como Alicia o Javier?

jueves, 17 de mayo de 2007

Cyber-esposos (canción de amor)

Te veo por esos campos
en mis sueños cibernéticos
ondeando al viento tus cables
por esos campos magnéticos.

Me atraviesa una descarga,
un eléctrico temblor,
cuando deslizo mi mano
por tu panel posterior.

Tengo celos de los hombres
que tu memoria han cargado,
que te dieron sus tarjetas,
que tocaron tu teclado.

Excitaron tus circuitos
y aunque se que no los amas
son demasiados los hombres
con los que has hecho programas.

En que estarás procesando,
tu monitor, ¿por que calla ?
Me estás ocultando algo,
se te nota en la pantalla.

No contestas mi diskette
¿Por qué no me imprimes nada?
No almacenaste mis ruegos
¿o es que estás desenchufada ?

Eres cruel e insensible
al amor que me devora,
eres fría y sistemática,
eres muy calculadora.

Grábame algun mensaje
con esa voz digital,
puedes comenzar a hablar
a partir de la señal.

Para todos los demás
no eres más
que una computadora
que no siente ni palpita.
Para mi siempre serás
Simplemente Dora ...
Dora ... mi computita.

Les Luthiers

domingo, 13 de mayo de 2007

La Tabla del Uno

Ella estudió matemáticas en la Facultad de Ciencias de su estado natal. De buenas piernas y mejor trasero, sus estrechos y bajos pantalones solían mostrar el resorte de unas tangas que se adivinaban diminutas. Pelo castaño, con rayos rubios que 'dan mucha luz en la cara', se justificaba.

Nadie entendía las razones por las que se había inscrito al Doctorado en Álgebra Superior. Igualmente, a todos sus compañeras les extrañó la celeridad con que buscó asesor para su tesis.

-- ¿La tabla del uno? -le decía el Dr. Gallardo- ¿Una tesis de doctorado sobre la tabla del uno?

-- Si doctor, he hecho una revisión bibliográfica muy amplia, incluso en la biblioteca de la Facultad de Ciencias de la UNAM,la más completa en esta disciplina y no existe nada reportado.

-- ¡Pero señorita, es absurdo! ¿Que interés puede tener alguien en demostrar la validez de la tabla del uno para valores muy grandes de ene?

Ana Lilia se acercó provocativamente al Dr. Gallardo. Éste retrocedió hasta chocar con un escritorio lleno de libros, revistas científicas, tesis, papeles, discos compactos y algunas tazas con restos de café.

-- A usted le puedo decir la verdad doctor. No lo hago sólamente por interés científico.

El doctor se estremeció cuando ella pasó su dedo meñique por sus labios, los de él, tentadora, coqueta.

-- Es para callarle la boca al pendejo de mi ex-novio --continuó Ana Lilia, con voz sensual--, un ingeniero que acabo de mandar al diablo y quien anda diciendo que soy tan fácil como la tabla del uno. Usted y yo vamos a demostrarle a ese idiota que con la tabla del uno se puede hacer una tesis de doctorado. Si acepta dirigir esa investigación, para usted seré como la tabla del cero

sábado, 12 de mayo de 2007

Mala Hora

Un mal momento y la lectura de un poema de Allen Ginsberg que aparece en una entrevista que le hicieron en marzo de 1996, dieron como resultado el siguiente poema.

Esta rabia que a todos nos inunda
la perversa conciencia de la nada
las pulsiones agresivas retenidas
hoy parece que brotan angustiadas

un encuentro cara a cara con el diablo
una inmensa cortina que cancela
todo intento crucial de conocerte
enmohece los goznes de tus puertas

un diptongo felino que se escucha
a lo lejos rasgando los silencios
es presagio de noches lujuriosas
en que el diablo está de nuestro lado

el amor en esta etapa de mi vida
está impregnado de espíritus cercados
por las vallas espinosas que se alejan
hasta donde el horizonte desvanece

viernes, 11 de mayo de 2007

Santiago: una historia digna de ser contada (4 y última)

Fue el miércoles 11 de abril. Lala, Georgina, Anita y yo pensábamos que no tendríamos más contacto con Santiago o sus parientes. Ese era el cuarto y último día que estaríamos en el Hotel Taninul. En este lugar pasamos cuatro días muy ajetreados, viajando cada día cientos de kilómetros para llegar a los diferentes destinos que nos fijamos en la extensa huasteca potosina.


El hotel Taninul es muy bello, tiene una gran alberca de cuyo fondo mana un manantial de aguas termales. En esta foto se puede observar a Anita (dentro de la alberca, a la izquerda), a Lala (de espaldas, con una playera blanca) y a Georgina.

Muy cerca del hotel se encuentra una zona arqueológica llamada Tantoc. Ya platicaba en la entrega anterior que nuestra ida a Tantoc fue poco exitosa: el día que fuimos allá no había servicio. Sin embargo, el paseo por unos extensos campos ganaderos fue inolvidable. Hasta donde alcanzaba nuestra vista solo había campo, algunos árboles muy bellos y mucho ganado. El escenario en la zona de Tantoc es paradisíaco. Nomás vean la foto anexa. Por ahí deben andar Adán, Eva y la serpiente.


¿Que porqué saco a colación a Tantoc? ¿Qué tiene que ver con Santiago? Pues mucho, ya verán. Primero dejen decirles que en el hotel hay un Museo Regional de la Civilización Huasteca, el cual visitamos el miércoles citado. Obviamente en este museo se encuentran muchos restos encontrados en Tantoc. Algunos de ellos se encuentran dentro del edificio del museo, otros han sido colocados en la parte exterior.

Ahí volvió a suceder. En el pasillo que va del museo al estacionamiento del hotel aparecieron los antecesores de Santiago. !No lo podíamos creer! ¡Los orígenes de Santiago se remontan a la época prehispánica, exactamente en la zona de la huasteca potosina en donde nos encontrábamos ese preciso día!

Observen la dos fotos que tomamos. A pesar de los cientos de años que separan al Santigo de la Presa de San José y a estas dos esculturas de la cultura huasteca, el parecido es asombroso: se trata de la misma cara.

¿Qué significa todo esto? Pues sólamente que Santiago es oriundo de San Luis Potosí. Que desciende de algunos habitantes de la huasteca. Que su imagen puede aparecer, a cualquiera que visite la zona, en prácticamente cualquier lugar. Es suficiente tener los ojos y la mente muy abiertos para que lo puedan reconocer.



¿Santiago sólo se presenta en forma de escultura de piedra, mostrando nada más la cabeza? No lo sabemos. Así que solicitamos a nuestros lectores que nos manden la evidencia de la existencia de Santiago en otras partes del país y del mundo, contruído con otros materiales, de cuerpo completo o en estatuas equinas.

Anita y yo suponemos que Santiago nos esperaba en la presa de San José y que nos fue guiando hasta llegar al museo para conocer a sus tataratataratatarabuelos. Sin embargo a mi me asaltaba la duda. ¿Porqué a Anita y a mí nos pasaba esto? ¿Habría algún mensaje oculto que Santiago nos quería comunicar?

La respuesta final la tuve hasta que llegué al Distrito Federal. Al estar revisando las fotos del viaje, la visión de una de ellas me dejo frío, con la piel chinita. El misterio se resolvió al ver la foto del close up de Anita. Hasta entonces tuve la plena conciencia de el gran parecido de Santiago y Anita. Todo encajó perfectamente. Desde la misma concepción del viaje. El plan de Santiago era conocer a Anita ¡su pariente de carne y hueso de Metepec, Estado de México!

¿Anita supo siempre la verdad? ¿La sabrá hasta leer este blog? ¿Puede Anita conversar con Santiago? ¿Será Anita descendiente de huastecos? ¿Anita lava la tina?

Tal vez nos lleve más viajes conocer la respuesta a esta y otras preguntas sobre Santiago, Anita y la tina de la ropa, así que no dejen de leer este blog y manden sus donativos para que podamos seguir viajando para seguir los pasos de nuestro amigo Santiago, el pariente de Anita con la cara más dura.

Raíz Cúbica: Nueva evidencia

Una de las personas que tomó el curso de PostgreSQL en Los Mochis, Sin., fue Rolando, programador de la empresa Macropro.

Hace poco me comuniqué con él para pedirle algunos datos sobre la esquina en la que se encuentra la ya famosa raíz cúbica. El buen Rol, como suelo llamarle, no me dió sólo las coordenadas de la raíz, sino además me envió más evidencias fotográficas de la existencia de tal ente matemático.

Localización


Los escépticos pueden acudir a la esquina de Gabriel Leyva y Heriberto Valdés en la colonia Centro de la ciudad de Los Mochis, en el mero Sinaloa, y empezar a creer.

La raíz está afuera de una sucursal del banco Banorte, cuyo gerente salió a preguntar a Rol sobre sus actividades fotográficas, pues el señor pensó que nuestro amigo de Sinaloa estaba tomando fotos del cajero automático. Rol salió bien de la bronca.

Más evidencias


Podrán encontrar más fotos de la raíz cúbica en el Álbum Raíz Cúbica en Picassa.

Definición posmoderna de Puente Vacacional


Suspensión programada por sucesión de días inhábiles


Fuentes:

martes, 8 de mayo de 2007

¿A qué me sabe tu amor?

Todos hemos oído promesas de amor incumplibles o incumplidas:

- ¡Te amaré toda la vida!

- ¡Por tí soy capaz de matar!

- ¡Pídeme lo que quieras!

- ¡Seré tu esclava!

Su popularidad debe estar basada en eso, en su incumplimiento.

A mí, en cambio, me acaban de cumplir una promesa de amor:

Hace poco ella me dijo, poníendo en mis los labios una fruta pequeña y ácida recién cosechada de un arbusto del jardín de su casa:

- No compres mermelada, te haré una de frambuesa o zarzamora.

Primero trató de colectar las frutillas de los arbustos de su huerto personal. Fueron pocas e inmaduras.

Luego trató de comprarlas en un súpermercado. Estaban a precio de oro.

Luego intentó de conseguirlas en el mercado público del centro de su ciudad. Las vendedoras ambulantes que llevaban sus productos para venderlos afuera de ese mercado ya tienen prohibido hacerlo.

No tuvo más remedio que entregarse a la trasnacional y comprar las zarzamoras en el súper de su colonia.

El domingo pasado me dió la sorpresa. Sacó de su refrigerador un recipiente de plástico hermético, uno de esos conocidos por la plebe como topercitos, y me mostró una mermelada de zarzamora hecha con su propias manos y siguiendo su receta exclusiva.

Puso un poco de la mermelada en un trozo de pan. Me lo dio a probar en la boca. Me supo a Gloria. Ella hace la mejor mermelada de zarzamora que haya probado en mi vida. Dulce, con una acidez casi imperceptible, con la viscosidad perfecta y el sabor original de la fruta.

Antes de desecharla compartimos la limpieza de la cuchara cafetera que usó: yo la parte frontal, ella la posterior. Finalmente dijo:

- No olvides guardarla en tu refri, pues como no tiene conservadores puede echarse a perder.


Le aseguré que no habría problema con eso; la mermelada no tendria oportunidad de enmohecerse o echarse a perder: su vida estaba destinada a ser corta.



Lala, cumpliste tu promesa de amor.

Tu amor me sabe a zarzamora.

jueves, 3 de mayo de 2007

La raíz cúbica: el misterio ha sido resuelto

Este es un pendiente que tengo desde mi viaje a Los Mochis, hace ya varias semanas.

La raíz cúbica no es una jalada de los matemáticos. Yo la ví, la toqué, estuve a punto de orinarla --pero el parecerme al Cuau me detuvo-- y finalmente la fotografié con mi Nokia.

Estas son las pruebas irrefutables.




Por favor no le digan a Maussán pues haría un programa completo sobre su origen extraterrestre, diría que es un mensaje que debemos descifrar para evitar el fin del mundo (¿o de Los Mochis?) y entrevistaría a los vecinos para preguntarles acerca de avistamientos de OVNIS y perros con las patas deformadas por la radiación que genera tan extraordinaria (palabreja que Maussán repite sin cesar) raíz.

Pero mucho menos le digan al Tio Noc o el Noc, conocido en las tertulias literarias españolas como Mauricio-José Schwarz. El negaría la existencia de la raíz cúbica, la raíz cuadrada, del algoritmo de la suma, de la tabla del dos, de la ciudad de Los Mochis y de un servidor (o sea yo) mientras no sea demostrado con investigaciones profundas avaladas por el CONACYT. Finalmente el Noc aceptaría la evidencia, sobre todo por que lo llevaría a comer unos ricos tacos de camarón que venden a tres cuadras de este mágico lugar.

No, en serio, no espero ingresar al SNI por este hallazgo, poder publicarlo en este sitio vale más que eso.

miércoles, 2 de mayo de 2007

Semanario V 2.0

Pues si, hasta los poemas pueden tener versiones mejoradas.

Después de releer la primara versón de mi poema Semanario caí en cuenta que podría elaborar sobre él, mejorándolo.

Por otro lado, a dos personas, a quienes considero de buen criterio, les pareció fuera de lugar una palabra que aparece en aquella versión prima, así que aproveché para cambiarla por otra, mas adecuada al contexto.

venerarte el
viernes
diosa romana pretendiendo ser inalcanzable,

saborearte el
sábado
fruta madura, jugosa y excitante,

dominarte el
domingo
yegua fina deseando ser montada,

alucinarte el
lunes
buscando el punto G de tu sonrisa,

amarte el
martes
atento a la señal de tus gemidos,

mordisquearte el
miércoles
pezón a punto de estallar entre mis dientes,

jugar el
jueves
con la idea de amarte hasta la muerte,

sería una buena manera
de pasar cada semana
de estos años

martes, 1 de mayo de 2007

6 meses 6: Aquellas pequeñas cosas

Pelos de gato, archivos, libros, aromas, sabores
que parecían muertos y enterrados
bajo el polvo de seis meses,
ahogados por los gemidos y promesas de un nuevo amor,
borrados por paisajes selváticos y caídas de agua,
son los detalles que Serrat, el grande,
define como esas pequeñas cosas que no acaban de irse,
nunca.

Aquellas pequeñas cosas



Uno se cree
que las mató
el tiempo y la ausencia.
Pero su tren
vendió boleto
de ida y vuelta.

Son aquellas pequeñas cosas,
que nos dejó un tiempo de rosas
en un rincón,
en un papel
o en un cajón.

Como un ladrón
te acechan detrás
de la puerta.
Te tienen tan
a su merced
como hojas muertas

que el viento arrastra allá o aquí,
que te sonríen tristes y
nos hacen que
lloremos cuando
nadie nos ve

Santiago: una historia digna de ser contada (3)

El domingo 8 de abril salimos Lala, Anita, Georgina y yo hacia la huasteca potosina. Atrás quedaba la bella y colonial ciudad de San Luis Potosí, capital del estado del mismo nombre. Me esperaban casi cuatro horas de carretera hasta nuestra primera parada, las cascadas de Tamasopo. El día estaba nublado, en algunos tramos había una espesa niebla, y a ratos caía una ligera pero molesta llovizna que me impedía aumentar la velocidad hasta donde hubiera deseado. Sin embargo, la calidad de la carretera de San Luis Potosí a Ciudad Valles me permitió mantener unos seguros 120 Km por hora en promedio. Nos paramos a comer en esta última ciudad, la cual se considera la entrada a la huasteca. A partir de ahí el clima se vuelve más cálido, la carretera más sinuosa y serrana. La vegetación pinta de esmeralda todo el paisaje.


En las cascadas de Tamasopo se ofrecen algunos servicios para la gente que quiera acampar cerca de ellas. Al igual que en otros sitios que visitamos en la huasteca, tuvimos que pagar una cuota para entrar, pero la limpieza del lugar y el mantenimiento de las zona lo justifican plenamente. Hay un rio, varias caídas de agua y muchas pozas poco profundas en las que la gente se bañaba, a pesar de la llovizna y la baja temperatura (¿12 C?) que había en toda la zona. El sitio es bello, con agua por todos lados; lleno de árboles, plantas y arbustos muy coloridos: verdes, grises, azules. Si hubiera hecho un poquito de calor y menos lodo, seguramente nos hubíeramos atrevido a entrar en el agua, pero nos quedamos con los trajes de baño, secos, abajo de nuestra ropa de viaje. Al final el auto quedó como chiquero y así se mantuvo por algunos días más.


De Tamasopo nos fuimos un lugar llamado Puente de Diós, en la misma zona. Para llegar a este lugar tuvimos que caminar algunos minutos por un camino empinado y lleno de lodo. Afortunadamente, el vigilante del estacionamiento improvisado (entre árboles, arbustos y con piso de tierra) nos proporcionó, sin costo, tres varas gruesa para usarlas como bastones. Sin ellas hubiéramos caído al lodo más de una vez. Aunque en algunos tramos del recorrido había escalones, el camino no fue sencillo. Mucha gente caía al resbalarse o al tropezarse con las piedras del gastado camino. Este lugar se llama así debido a un paso de la corriente del río a través de la roca, causado por la erosión de la corriente. Maravilloso lugar, digno de visitarse.


En esta foto pueden apreciar a Lala, a Georgina y a Anita, de quien sólo se ve la rubia cabellera, camino al Puente de Diós. La caminata valió la pena, nomás vean la foto de arriba.

Al final del día llegamos al Hotel Taninul, cercano a Ciudad Valles. Este hermoso hotel fue construido para aprovechar algunos manantiales que afloran cerca de una cañada. El resultado es fabuloso: agua, vegetación, calorcito sabroso, buenos precios y comida aceptable. Este fue nuestro centro de operaciones desde el domingo 8 al miércoles 11 de abril, desde aquí partimos para conocer Tantoc, Xilitla y el Sótano de las Guaguas.

Con Tantoc no tuvimos suerte. Manejé por más de media hora entre enormes terrenos ganaderos, a la vera de un río color chocolate, pero la zona arqueológica estaba cerrada por ser lunes. Sin embargo, nos divirtió mucho el paseo, pues vimos ganado vacuno de gran tamaño, árboles preciosos y un cielo espléndidamente azul.

El martes salimos hacia Xilitla, a dos horas por una carretara ligeramente sinuosa pero con poco tráfico. Llegamos a un lugar alucinante llamado Las Pozas. Edward James compró, en los 40s del siglo pasado, una gran extensión de terreno que linda con un hermoso río que se despeña foemando pozas y cascadas. En este lugar James construyó, o al menos lo intentó, un lugar surrealista, totalmente fuera de contexto, loquísimo. Al igual que en otros sitios, se debe pagar una cuota módica para ingresar a Las Pozas. No me agradó mucho el lugar, es muy desafortunado el resultado, pero la visita es obligada.

Finalmente, de regreso, y ya al caer la noche, llegamos un pueblito en el municipio de Aquismón, al cual se accede después de dejar la carretera a Ciudad Valles, viajar por un terreno de terracería y subir hacia la sierra, pasando por algunos despeñaderos muy respetables. Ahí había varios chicos que llevan a los turistas/exploradores al sótano de las guaguas. ¡Uff! Esto estuvo cansado realmente. Caminamos entre un bosque tupido por casi una hora. Primero bajamos por 20 minutos, luego avanzamos en planito por otros 10 minutos. Al final, una pendiente ligeramente pesada nos obligó a sudar y a jadear durante otros 20 minutos que nos parecieron 2 horas. Anita, como siempre, llevaba la delantera.


El lugar es impresionante. Ante nosotros estaba un enorma cráter de más de 70 m de diámetro, apenas algunas rocas nos separaba del abismo. La inminente noche hacia más lúgrube la enorme caverna natural. Era la hora adecuada pues las guaguas (golondrinas) llegaban en parvadas de 50 a 100 aves. Antes de entrar vuelan en círculo alrededor del cráter durante algunos segundos y de repente alguna de ellas, seguramente la líder, se deja caer tomando forma de proyectil, abatiendo las alas y las demás la siguen en el viaje a las profundidades. Lo que escuché me dejo asombrado. Al pasar a nuestro nivel, en caída libre hacia el sótano, producen un ruido semejante a un jet o proyectil: zuum, zuum, zuum. Una tras otra pasaban casi a la altura de mis ojos. Zuum, zuum, zuum, zuum. Se perdían en la oscuridad de la caverna y mi mente no se atrevía a imaginar el estar volando junto a ellas. ¡Impresionante! Lo mejor del viaje. Una experiencia única, fabulosa.

Regresamos al auto ya caída la noche, caminando sin prisa y con esa sensación de que el regreso siempre es más corto que la ida. En una parte del bosque, en la que los árboles formaban una techumbre sobre el camino, Anita conoció a las luciérnagas.

Este fue su relato:

-- De repente me pareció ver lucecitas que volaban entre los árboles. Pensé que era mi imaginación. Eso no podía existir. Cuando Roberto me dijo 'Ana, ¿ya viste las luciérnagas?' comprendí que lo que veía era real. Parecían unas pequeñas hadas en medio del bosque.


Mis lectores deben estar pregúntandose:
-- ¿Y Santiago...?

O quejándose:
-- ¡Ya está bien de esta crónica, queremos saber si Santiago volvió a aparecer!

Si, Santiago o, más bien, sus familiares volvieron a aparecer en nuestro viaje. Pero esta nota se ha alargado tanto que creo que lo dejaremos para mañana.