domingo, 28 de enero de 2007

Un hombre sincero

Dos veces a la semana a los usuarios de Match nos llega un mail en donde nos muestran algunos perfiles afines a los nuestros. La idea es que estemos al tanto de los nuevos ingresos al servicio, y también destacar los perfiles a algunas personas que posiblemente no hemos tomado en cuenta al momento de buscar pareja.

A Susana, una de mis amigas de Match, le llegó recientemente el perfil de un hombre que le llamó la atención, así que le escribió email en donde le hacia saber de su interés por iniciar el intercambio de mensajes.

La respuesta le pareció extraordinaria a Susana, quien, sabedora de mis notas acerca de Match, me pidió que lo diera a conocer en mi blog para mostrar que aun existen personas honestas y de calidad en los mundos virtual y real.

Lo que leerán a continuación es el mensaje que recibió Susana de Martín. El documento lo transcribo tal como me lo envió Susana:

56 años Hombre
Coyoacán, Distrito Federal
México

Búsquedas: Mujer 35-50

Hola Susana:

Agradezco mucho tu mensaje indicando interés en mi perfil. Debo decirte que no vivo permanentemente en el DF sino en San Jacinto. Vivo solo, después de una separación matrimonial hace poco más de medio año. Pero... voy muy seguido por tener hijos allá. Me anoté ahí para poder contactar con más posibilidades con personas más afines, que luego en la provincia son más escasas. Soy originario de la Ciudad de México y he vivido en muchas partes de provincia y el extranjero durante más de la mitad de mi vida (no pocos años...??).

Te comento que desde hace algún tiempo he cultivado una bella y sencilla, y a la vez compleja e intensa amistad, y ya ahora algo más en lo sentimental, con una compañera del match. (Esto puede funcionar si somos sinceros y responsables con el corazón que se abre frente a nosotros en los mensajes.) Por el momento desearía no distraer mi atención de ella, por dar la debida atención a otra persona. No doy para tanto. No soy hombre de aventuras amorosas simultáneas. Me desquiciaría tener mi corazón en más de una persona. Para mí, aunque la cabeza sí parezca poder dividirse, el corazón no.

¿Me disculparás? Percibo en ti a una mujer muy cálida, sincera, sensible e inteligente. Te percibo como una mujer que tiene todo para construir un gran amor en la familia. Me conmueve tu amor por tus hijas y deseo que Dios te siga bendiciendo con ellas. Yo sé lo que es ser amado por Dios al tener hijos. Seguro que encontrarás con quien compartir todo esto que te nutre el alma. Hay mucha espiritualidad en ti y serás protegida en tu camino hasta encontrarlo.

No te conozco, apenas un poquito, pero te deseo en mi corazón que Dios te bendiga y puedas reconocer en el momento justo lo que Él te tiene reservado, pues tanto te ama.

Un beso,

Martín

Sólamente cambié los nombres de las personas involucradas así como las de los lugares en donde residen.

sábado, 27 de enero de 2007

Cafe La Tregua (3)

El jueves pasado salí temprano de mi oficina. Estaba un poco cansado. Este proyecto de autenticación por medio de la huella digital, usando un dispositivo que se conecta al puerto USB nos trae fritos: hemos tenido que llamar a USA, hablar en inglés con una persona que finalmente entendía y hablaba perfectament el español y que resultó ser un técnico francés; buscar en toneladas de documentación, descargar bibliotecas de funciones (APIs y SDKs); enviar preguntas a fabricantes de software y hardware similar. Y todo con resultados muy magros. No deseaba otra cosa que llegar a casa, seguir viendo la excelente serie Los Soprano que mi hijo Roberto me prestó en DVD; hacer un alto para hacer una llamada a las 10:00, seguir viendo los capítulos hasta que el sueño llegara, y dormir hasta las 6:30 del día siguiente, para ir a correr a el Plan Sexenal.

Sin embargo, se interpuso en mi camino el Café La Tregua. Suelo pasar enfrente de este sitio en mi camino del metro Popotla a mi departamento. Ese día se veía algo de movimiento, recordé que estaba agendada una actividad en la cual alguien diría, de memoria, algunos textos y poemas. Noté que ya había iniciado la sesión. No resistí la tentación, entré y me coloqué en mi lugar favorito, la barra, muy cerca de Eduardo, quien me saludó muy amablemente y no tardó en llevarme una coca de lata y un vaso con hielo.

Al fondo del local se encontraba Roberto Ramos, quien hablaba ya de la importancia de la lectura, del acercamiento a los libros. Él, acompañado de su enorme bigote de revolucionario del siglo pasado, era quien tenía a su cargo le función de esa noche. Lo que siguió me impresionó: Roberto recitó, de memoria, un buen trozo del estupendo poema Muerte sin fin de José Gorostiza, del cual muestro sólo unas líneas:

LLENO DE MI, sitiado en mi epidermis
por un dios inasible que me ahoga,
mentido acaso
por su radiante atmósfera de luces
que oculta mi conciencia derramada,
mis alas rotas en esquirlas de aire,
mi torpe andar a tientas por el lodo;
lleno de mí --ahíto-- me descubro
en la imagen atónita del agua,


Me gustaría añadir "y sin equivocarse", pero estoy lejos de guardar en la memoria algo más que el título y el autor de ese excelente poema.

A continuación hizo lo mismo con el inicio de Cien años de soledad de Gabo y con un capítulo de El arpa y la sombra del cubano Alejo Carpentier.

La lectura del primer capítulo de Cien años de soledad evoqué tiempos idos: el post 68 en la universidad, amores añejos muy intensos, el boom de la literatura latinoamericana, el rock en sus mejores momentos. Me pareció increible que todo eso viviera en Macondo, en medio de la selva, con historias de gitanos y prodigios técnicos como los imanes y los astrolabios del gitano Melquiades, que le quitaron más que el sueño a José Arcadio Buendía.

Carpentier se oyó, como siempre, denso, perfecto, profundo. Su prosa me recuerda a los retablos de la iglesia de San Francisco Javier en Tepotzotlán: no queda un espacio vacio, ni un centímetro cuadrado sin aprovechar; cada uno de los detalles, de las palabras, de las figuras, de las metáforas colaboran para hacer una obra grandiosa. Roberto, mi tocayo, dejó eso muy claro al leer de memoria ese trozo de 'El arpa y la sombra'.

La gente en La tregua, estoy seguro, gozó con los textos elegidos y expuestos por Roberto; los aplausos finales así lo dijeron.

En cuanto terminó su función, mi tocayó se acercó a una mesa que estaba ocupada por un fotógrafo que hizo varias tomas durante el evento. Inmediatamente llegó a la mesa Esther, la esposa de Eduardo, y yo a continuación. Me presenté con Roberto y le hice algún comentario sobre el texto de Carpentier que acababa de decir.

Roberto Ramos resultó ser un promotor de la lectura de tiempo completo. En un pequeño local dentro de la estación Normal del metro, a dos estaciones de La Tregua, y apoyado por el Gobierno del Distrito Federal y la Librería Gandhi, mi tocayo pasa las horas nadando contra la corriente, luchando contra la caja idiota y presentando la batalla en contra de las nueva cultura de la inmediatez, la velocidad y la interfases gráficas que representan los video juegos. Sí, Roberto intenta día a día que los jóvenes lean más, que se acerquen a los libros de una manera abierta, sin las presiones de los despistados profesores de escuela que hacen parecer a la lectura como una tarea que hay que hacer para pasar la materia más que como una actividad lúdica, rica en experiencias y que promueve el conocimiento de la cultura universal.

Le prometí a Roberto que lo visitaré en su local, y a ustedes, mis dos lectores, les adelanto que escribiré sobre esa cruzada en la que se ha embarcado mi tocayo.

Por ahora diré que Roberto Ramos escribe cuentos, poemas y es un excelente conversador. Él y Esther hicieron que me olvidara de mi llamada de las 10 de la noche, pero mi Dulcinea comprendió que hubiera sido peor que el atorón hubiera sido en algún burdel, mi cantina preferida o, peor, por motivos de trabajo.

Si, también Esther contribuyó a mi llegada tarde a casa. Resultó ser una amante de la literatura. Colaboró en un libro de poemas editado por la UNAM, escribe para la revista para niños Iguana y, en sus afanes por hacerse millonaria con sus habilidades artísticas, ha escrito canciones (letra y música en algunos casos) de géneros tan cercanos a ella como cumbias y norteñas. Me comentó, ufana, que un grupo (de cuyo nombre no quiere acordarse) grabó una de sus canciones. Tambien los amenazo con una entrada dedicada a esta mujer que tiene un poema que dice:

Limpio, luego existo

en donde resume la tragedia de las féminas, de la cual ni las poetisas se salvan.

Al salir de La Tregua, después de las 11:15 PM, cuando la hora oficial de cierre son las 10:00 PM, la cortina ya estaba abajo, como sucede en las borracheras inolvidables. Recordé la más reciente ocasión en que salí, sujetándome de cuanta silla se me atravesaba y agachado para caber por la puertita metálica de la cortina de hierro de la venerable cantina La Guadalupana, en Coyoacán. Aquella vez me precedía una mujer que suelo recordar cada vez que alguien pide, en una mesa contigua, un tequila Sauza Tradicional helado.

Llegué a mi casa, marqué, y mi Dulcinea, dulcemente, aceptó sin chistar la versión ejecutiva de este relato. Ella sabe que Gabo, Carpentier, Gorostiza, Esther, Roberto y el fotógrafo --del cual no retuve el nombre-- son buena compañia, que estaba en buenas manos y en mejores neuronas.

martes, 23 de enero de 2007

Lo que siempre quiso preguntar en Match

Estoy seguro que la gente que diseñó la base de datos, que es el núcleo el sistema de Match.com, hizo su mejor esfuerzo. Mi experiencia en el análisis y diseño de sistemas me permite entender los problemas asociados a la selección de los datos que deben preguntarse y almacenarse en el repositorio de la información.

Cuando se definen las preguntas que se harán a los usuarios del sistema es común dejar fuera muchas de ella, ya sea porque son prescindibles, no son de aplicación general o simplemente debido a que los que las seleccionan consideren que puedan estar rebasando los límites de la intimidad del usuario.

Yo he detectado algunas preguntas (más bien las opciones a esas preguntas) que serían muy útiles para que los usuarios de Match.com realmente sepan si están tratando con su princesita soñada o con una aldeana de la plebe. En el caso de las mujeres pueden sevir para medir si su contacto es todo un rey o no pasa de bufón de la corte.

Así que les presento las respuestas a algunas preguntas que, estoy seguro, quisieran ver como parte de los perfiles de Match.

No puse las preguntas para hacer más interactiva la participación de la lectora o lector, y para no herir la susceptibilidad de algunas de mis amigas que tienen piel muy sensible.

Si deseas colaborar con algunas preguntas y respuestas por favor anótalas en la sección de comentarios, al final de esta entrada.


  1. ¿?

    • Lampiña
    • Normal
    • Velluda

  2. ¿?

    • Frígida
    • Anorgásmica
    • Orgásmica
    • Multiorgásmica

  3. ¿?

    • Una vez a la semana
    • Tres veces a la semana
    • Siete veces a la semana

  4. ¿?

    • Tequila
    • Ron
    • Cognac
    • Tinto o Blanco
    • Agua

  5. ¿?

    • Puesto de tamales
    • Fonda con pancita o pozole
    • VIPS
    • Restaurante El Lago

  6. ¿?

    • Carretera a Pachuca
    • Calzada de Tlalpan
    • Carretera a Cuernavaca
    • Departamento de soltero
    • Al menos 4 estrellas

  7. ¿?

    • Cuautla
    • Tecolutla
    • Acapulco
    • Playa del Carmen
    • Puerto Rico

  8. ¿?

    • 12 cm
    • 15 cm
    • 18 cm
    • 21 cm
    • ¡No!

  9. ¿?

    • Libro Vaquero
    • TV y Novelas
    • Muy Interesante
    • Vanidades
    • ¡Hola!


  10. ¿?

    • Tanga de hilo dental
    • Bikini
    • Pantaleta
    • Mata pasiones


  11. ¿?

    • Lulú de piña
    • Fanta
    • Coca Light
    • Bonafont
    • Evian


  12. ¿?

    • ¿Ya?
    • 5 minutos
    • 10 minutos
    • 15 minutos
    • 20 minutos


  13. ¿?

    • Carlos Trejo
    • J.J. Benítez
    • Dan Brown
    • Carlos Fuentes

  14. ¿?

    • Nada
    • Un beso
    • Faje
    • Acostón

  15. ¿?

    • Tigres
    • América
    • Chivas
    • Pumas

  16. ¿?

    • Dormir
    • Abrazarse amorosamente
    • Calentar motores
    • One more time?


  17. ¿?

    • Nissan
    • Volskwagen
    • Ford
    • BMW

  18. ¿?

    • Marca Libre
    • Ponds
    • Avon
    • Estée Lauder


  19. ¿?

    • A las pruebas me remito
    • Lifting
    • Liposucción
    • Senos
    • Lipoescultura


  20. ¿?

    • De lavadero
    • Normal
    • De lavadora
    • Chelera



lunes, 22 de enero de 2007

¿Qué son las musas?

¿Qué son las musas? le preguntó un periodista a Joaquín Sabina: "Las musas son unas putas, que se acuestan con Serrat"
Yahoo! Respuestas

domingo, 21 de enero de 2007

Nuevos Recuerdos

Hoy colmaste de recuerdos mi existencia.
Tus azules ojos me miraban desde siempre.
Tu manos, expertas en tortura,
exploraban mis más recónditos deseos.

Tu boca, promesa de dulzura, me ofrecías.
Bailamos lento, atrapados en un beso
giramos, los ojos cerrados, lo adivino,
visitando el mar, el cielo y los infiernos.

Lo que vino después sólo confirma
eso que adiviné con sólo ver tus ojos,
mirando tu esbelto cuerpo en movimiento,
escuchando tu risa respondiendo a mis apremios.

Fue un amor dulce, celestial, maravilloso.
Me llevaste de la mano por tus lares,
tu pasión in crescendo se encontraba
y me hiciste explotar,
¡gritar cuanto te amaba!

21 de enero, 2007

sábado, 20 de enero de 2007

Flor de Calabaza

9) Se acerca el verano. Hay sopa de flor de calabaza en el menú.

Retornamos como Sombras, página 150.

Café La Tregua (2)

Regresé a La Tregua. Hoy no está programada ninguna actividad cultural específica, a menos que mi asistencia para tomar café americano, una coca-cola de lata y unos ricos molletes con pico de gallo (todo por $3 USD) sea considerada como una performance. Sin embargo, mi estancia en este espacio fué muy grata. Les cuento.

Cité a Paola y Roberto, mis hijos, en este lugar. Unos minutos después de la hora de la cita descubrí que tenía una llamada perdida de Paola a mi celular, seguramente para disculparse por el plantón. Afortunadamente iba bien acompañado: llevé a la cafetería el libro que estoy leyendo Retornamos como sombras de Paco Ignacio Taibo II (PIT II), así que la primera media hora fue de sólo lectura (¿read only?). Éste es un libro sabroso, una novela negra salpicada de acción, humorismo, espías, historias hitlerianas, un poeta manco, un chino que no lo és: la clásica novela de PIT II. Para muestra unas líneas:

El Poeta era incapaz de vivir en soledad. O los campamentos o los amasiatos, pero nunca había tenido talento a la hora de elegir a las mujeres con las que compartía su vida; quizá, porque en la mayoría de los casos las mujeres decidían por él a la hora de compartirlo. En este último año vivía con Marcela de Tula, una mujer que se proclamaba la representante etérea y karmática de una princesa azteca. Y vivía con ella porque Marcela le prestaba el cuarto del catre y las paredes verde limón, adoraba sus poemas verbales y tenía un lunar sobre el pubis que enloquecía al Poeta y lo obligaba a reconocer que ése era el centro karmático del universo y de sus girondeos sexuales. Y además vivía con ella por huevón, por desidioso, por vago, por abandonado, por indolente, por indecente, malora y perezoso y porqué la sirvienta le planchaba la ropa.

En uno de los descanso de mi lectura, para tomar un sorbo de café, constatar que mis hijos no llegaban y recorrer las mesas en busca de la mujer cuasi perfecta, se me acercó Eduardo, el dueño del lugar, con un gran cuaderno en las manos. Me saludó, puso el cuaderno en la mesa y dijo:

-- ¿Podría escribirnos algo en el cuaderno de visitantes ilustres?

Sí, Eduardo sabía quien era yo. Cuando escribí la reseña inicial del Café La Tregua envié a la dirección electrónica del café una nota anunciandoles su publicación. Luego, el martes pasado, después de que mi hija me visitó en mi oficina, la invité a tomar un café en el multicitado lugar y fue entonces cuando le pregunté a Eduardo si ya había leído mi reseña. El no sabía nada del asunto; me dijo que era su esposa la que leía ese correo y que no lo habían revisado recientemente. Me escribió un un hoja el correo que yo ya tenía y uno alternativo. A cambio, yo le entregué la dirección (el URL, que le dicen los mamilas geeks) de esta bitácora. Así que cuando llegué en esta ocasión al café, Eduardo me reconoció y en cuanto vió la oportunidad se acercó a mi mesa.

Eduardo cumple muchas funciones en La Tregua: dueño, encargado de relaciones públicas, director cultural, padre, esposo y mesero.

Entre las hojas del cuaderno se encontraba una impresión de mi primera nota del lugar. Pregunté a Eduardo --siempre de pie, frente a mi mesa-- si había leído algunas notas más de mi sitio, y un poco apenado contestó

-- No, mire, realmente hace mucho que no voy a internet. De hecho le llamé a un amigo, le di la dirección del sitio y, por teléfono, después de buscar la nota sin mucho éxito, la encontró y me la leyó completamente. Luego me hice de esta impresión.

-- Por cierto, respondí, discúlpame por la imprecisiones que seguramente tiene el texto, pero sólo tome notas mentalmente, en algo me debo haber equivocado.

-- No, me parece que hiciste una buena descripción del lugar. Claro que hay diferencias, pero captaste lo importante. No te preocupes.

A partir de ahí empezamos a intercambiar información sobre nosotros y encontramos varias coincidencias.

Eduardo, como yo, es ingeniero. También trabajó en la UNAM, en la biblioteca del Instituto de Investigaciones Filosóficas. Es materialista y ateo. Conoció personalmente, en algún momento, a Mario Bunge y a Eli de Gortari. Yo supe de ellos por medio de sus obras, comparando las posiciones de cada uno de ellos en el terreno de la epistemología de la Química. Ambos cuatro (los dos filósofos y los dos interlocutores) sentimos una gran afición por la filosofía, aunque Bunge se sale de cuadro por ser positivista.

Eduardo me contó --sin sentarse a mi mesa en ningún momento-- una anécdota en donde de Gortari salió herido.

En mi cerebro, recuerden que estaba leyendo hace unos minutos a PIT II, se mezclaron la novela y la realidad. La narración de Eduardo podría haber sido sacada del libro que estaba sobre la mesa.

Alrededor de 1975 una banda de secuestradores tenia en su poder a la hija del embajador de Bélgica. El rescate por la niña de 15 años (la imagino bellísima, rubia y asustada) debería entregarse frente a la Facultad de Filosofía y Letras, de la UNAM.

Al intercambiar un portafolios con el dinero del rescate apareció la guardia blanca y se desató una gran balacera, provocando la desbandada de los transeuntes, entre ellos Eduardo, quien estuvo muy cerca del portafolios, y tentado a tomarlo por creer que era de algún estudiante o profesor. Eduardo, para protegerse de las balas se refugió entre los autos del estacionamiento hasta que terminó el conflicto.

Eli de Gortari, un afamado filósofo mexicano, pasaba en ese momento por el lugar. Una de las balas pegó en una jardinera de concreto, y los pequeños trozos de cemento que se desprendieron golpearon al filósofo en las piernas, haciéndolas sangrar. De Gortari pensó, en lo primeros momentos, que había sido alcanzado por las balas, pero el asunto no pasó a mayores. Para fortuna de todos el pensador vivió para coontarlo.

Al hablar de las futuras actividades en La Tregua, Eduardo dijo

-- ¡Ya recuerdo un imprecisión en tu nota, la reunión de trova y poesía se dá los sábados, no los viernes como tu lo anunciaste!

Aseguré a Eduardo que corregiría ese error. Se alejó de la mesa y me dejó frente al gran cuaderno, en el cual garabateé mi nobre, mi correo electrónico y algunas palabras que seguramente no formarán parte de la historia de los cafés literarios de la Ciudad de México.

Mis hijos nunca llegaron, mi media naranja no acaba de aparecer en ninguna parte de esta ciudad, aunque sospecho que puede habitar en alguna ciudad de las mal llamadas provincias.

A las 9:30 pagué treinta y tres pesos, dejé cinco de propina y me dirigí, feliz, a escribir esta reseña que envío en esta botella virtual al mar de ceros y unos.

viernes, 19 de enero de 2007

Un largo amor

Hace varios años, más de diez, escribí esta historia. La idea surgió al regresar de la ciudad de Tulancingo, en el estado de Hidalo, después de estar con ella todo un domingo, durante su trabajo de fin de semana en un laboratorio clínico del gobierno.

Resultó, de alguna manera, premonitorio.

Un largo amor

El autobús que me regresaba a la Ciudad de México pasaba por un banco de niebla en medio de una lluvia ligera pero pertinaz. La visibilidad había disminuido bruscamente. Sentía una paz muy profunda. Llevaba una hora de viaje y aun sentía el calor de tu último beso. El olor a perfume en mis manos alargaba tu presencia. Después de estar contigo durante siete horas en tu ciudad, en tu lugar, en tu ambiente, recobraba la confianza en la vida. Bastaron cinco semanas para que tu ausencia me doliera, para necesitar verte y oir tu risa.

Tu nuevo trabajo nos obligóa separarnos en un momento en que ninguno de los dos lo deseaba. Al despedirte en la estación el día de tu partida comentamos que deberíamos mantenernos en contacto, pero la falta de teléfono en tu nueva oficina nos impidió que lo pudiéramos hacer con la frecuencia que deseada.

Las pocas horas que duró el trayecto me permitieron hacer una retrospectiva de nuestra relación: Un encuentro casi fortuito en un curso en la universidad, una cita con tintes académicos y el inicio de este romance bajo la lluvia de la Zona Rosa y de la estación del metro la Raza.

No éramos iguales. Teníamos marcadas diferencias en varias cosas, sin embargo, cada vez pasábamos más tiempo sin desear separarnos.

Después vino la etapa del amor físico. Maravilloso. Único. Total. No hay palabras para calificar la manera en que nos entregamos al goce mútuo. Nuestra relación tomo una nueva dimensión.

Después mi cambio de trabajo y tu cambio de domicilio fueron dos peligros para nuestra permanencia. No hubo problema: los sorteamos sin dificultad.

Te convertiste en mi compañera de tiempo completo. Te llevaba a mis conferencias, a mi oficina. Tú me presentaste con tu familia de México. La misma que después pondría algunos peros a nuestro amor. Mi reciente divorcio les asustaba. No me creían la persona más recomendable para su sobrina favorita.

El autobús avanzaba casi a tientas por la sinuosa carretera. El ruido de los limpiadores del parabrisas y de los esfuerzos del motor daban idea de la dificultad para avanzar con ese clima.

Seguía pensando en tí. Me agradó que me presentaras con tus compañeras de trabajo. Que me mostraras tu lugar de trabajo y me explicaras en que consistían tus actividades.

La idea de regresar en un mes y pasar unos días en tu ciudad nos entusiamó a los dos. Planeaste rápidamente el itinerario que me harías recorrer en esa futura visita, incluidas las citas clandestinas que tanto disfrutábamos. La sola posibilidad que se hiciera realidad nos excitaba.

Hacía poco tiempo había escrito en mi libreta-diario lo siguiente:

"La niña del jugo de naranja. La mujer de los miles de momentos felices. La hembra que me posee. Eres todo eso. Estoy por empezar a escribir el Manual del Profesor Exterminio, en donde describiré las técnicas mas poderosas para acabar con el amor o, en su defecto, prolongarlo al infinito. Cada vez te necesito más".

Era cierto, cada día te me hacías más imprescindible

La lluvia casi había terminado. Habíamos bajado de la parte montañosa del camino y empezábamos a entrar en un gran valle. La carretera volvía a ser recta en grandes tramos. El silencio ganado me permitió distinguir a Luis Miguel en la radio del conductor. Era una de las canciones que, según me decías, te hacian recordarme.

Metí la mano al bolsillo de mi saco para tomar la cajetilla de cigarros y descubrí un trozo de papel arrugado que no había visto anteriormente. Lo extendí y con sorpresa reconoci tu escritura. Era una nota corta que me quitó el aliento. En poco más de diez renglones me pedías que no te llamara y que no regresara. Que no me preguntara el porqué. “Sólo quiero que guardes un bello recuerdo de mí, que nuestro amor persista", me decías sin dar mayores explicaciones.

Las luces de la ciudad de México empezaban a distinguirse a lo lejos. Tenía que acatar lo que habíamos prometido: "Nuestro amor debe estar por encima de cada uno de nosotros". Si me hubieras dado explicaciones o si yo regresaba a buscarlas, era probable que muriera mi amor por tí. Me esperaban momentos terribles.

jueves, 18 de enero de 2007

Caracteres arábigos

Frecuentemente me llegan mensajes electrónicos de un sitio web en donde se almacenan clases de PHP (una clase es la plantilla de un objeto usado para crear programas de cómputo, PHP es un lenguaje de programación, muy popular), de hecho yo he colaborado con mi granito de arena (Cascade Select Associative).

Hoy me llegó el aviso de una nueva clase:

Description:
This package can be used to convert
text typed text typed (sic) with an Arabic
keyboard using the English mode by mistake.

It takes the typed text and replaces
the switched characters by the
correct Arabic characters.

Que en cristiano es algo así:

Descripción:
Este paquete puede usarse para convertir
el texto tecleado con un teclado arábe usando,
por error, el modo en inglés.

Toma el texto tecleado y reemplaza los caracteres
cambiados por los caracteres árabes correctos.

¡A alguno de los presentes le interesa esta clase! La puede obtener en ArKeySwap.

miércoles, 17 de enero de 2007

El Efecto Match

Nada es perfecto. El servicio que ofrece Match a los buscadores de pareja dista de ser un método ajeno a la naturaleza humana.

Los usuarios del servicio podemos enviar y recibir mensajes electrónícos de los miles de personas suscritas al sitio. Algunas de mis amigas que conozco gracias Match me han contado que han recibido hasta 800 mensajes (entre correos y guiños) en sus cuentas.

Esto provoca una situación que puede ser inquietante para muchos. Lo he denominado El Efecto Match.

Después de algunos días de ingenuidad, de enviar correos, guiños y establecer contactos más o menos permanentes con personas afines, pero sobre todo al usar de manera cotidiana los servicios de mensajería instantánea que prestan el Messenger de Windows o el Gaim de Linux, cae uno en cuenta de que no está solo: nuestra casi amada está recibiendo correos de otros pretendientes, chatea, al mismo tiempo que con nosotros, con nuestros rivales; o, lo peor, tiene citas reales con personas de carne y hueso, seguramente gente muy atractiva, divertida, encantadora, sexy y con 'posición económica estable'. Exactamente como se espera que sea el hombre ideal que muchas definen en sus perfiles.

Es el momento en que la realidad nos cae como cubetada de agua de pozo: el mismo instrumento que nos acerca a la futura pareja le sirve a ella para conocer a otros que TAMBIÉN la necesitan, la cortejan, le mandan besos, le piden fotos, la desean, ¿la obtienen?

El efecto Match ejerce su efecto de ida y vuelta. Veamos un caso. En futuras entregas analizaré otros más.

Caso 1
Tengo una amiga de Match con la que acordé ir al cine los martes. Si por alguna razón un martes no puedo ir me reitera la pregunta: "¿Ya te hiciste novio de alguna chica de Match?".

Yo le he contestado, tambien reiterativamente, lo mismo: "El día que inicie una relación o me comprometa con una chica de Match, el resto de mis amigas lo sabrán, pues será el momento en que deben (debemos) decidir el futuro de nuestra amistad"

Sí, el efecto Match se genera gracias a los múltiples contactos que se pueden tener por la red. A diferencia de la realidad real, en donde un individuo esta circunscrito a su ámbito social formado por la familia, los compañeros de trabajo, colegas, cuates de la escuela, clientes, proveedores, etc., internet no impone límites físicos claros para los encuentros. Los usuarios de Match pueden, al menos en teoría, enviar guiños o mensajes a toda la base de datos del sistema, sin importar edad, localización, género, ingreso, ocupación, etc.

De esta manera, es posible que esa chica que me interesó por su manera de escribir su perfil, el empleo que tiene, su belleza, su cercanía a mi domicilio, su edad y sus aficiones, le interesa a cientos de personas con mis características, o a usuarios de otro estado o país, a personas más atractivas físicamente que yo, o con mejores ingresos, o más jóvenes o más hábiles para escribir mensajes electrónicos convincentes o definitivamente seductores (algo que yo quisiera lograr algún día).

Este tipo de situaciones, que en un momento u otro aterrizarán en el cerebro de los Matchinautas, provocan desconfianza, inseguridad, y la certeza de que nadie está solo en Match.

Hay una gran competencia, casi una batalla, por los mejores cotos de caza, por las mejores presas (de cualquier género). En ocasiones pienso en Match como un gran catálogo de venta de productos para el hogar, en donde cada uno de ellos, los productos, hacen su propia mercadotecnia, su folleto de ventas, para atraer prospectos y clientes.

Internet y Match están promoviendo un artículo muy interesante en su naturaleza: seres humanos ávidos de relaciones personales. De estos artículos hay una gran existencia, pero cada uno es único y (casi) irrepetible.

Por ejemplo, si a mi me interesa Insaculada Aragón, y su perfil la define como algo que todos desean tener en un café, en su casa, en su jardín o en su cama, resulta que SOLO HAY UNA en existencia. Sí, probablemente habrá varias chicas como mi Insaculada, pero exactamente esa es la que quiero; y no quisiera que nadie más la pretendiera, sin importar que yo esté pretendiendo o tratando de convencer a una docena de chicas, sólo con el fin de tener varias velitas prendidas, en caso de que Insaculada, al final, no me favorezca con su amor.

Desgraciadamente no vislumbro una salida fácil para esta situación. Es algo con lo que tenemos que contender en esta ardua tarea de encontrar un nuevo amor.

Hay cosas que no se pueden pedir a un usuario de Match si solo existe una bella amistad entre la pareja de usuarios:
  • Por favor date de baja de Match, y dame la oportunidad de mantenerme inscrito yo dos meses más para asegurarme que no encontraré a nadie mejor que tú.
  • ¿Ya tienes 50 contactos con los que intercambias mensajes? ¡Ya párale!, ¿¡a dónde quieres llegar!?
  • Si, de acuerdo, eso fue una de las razones por las que te mandé un guiño, pero por favor ya no digas en tu perfil que la parte que más te gusta de tu cuerpo son tus senos, que deseas que a tu hombre ideal le guste el erotismo y, sobre todo, que eres multiorgásmica y que piensas que te estás desperdiciando pues tienes extraviada la ruta a tu punto G.

martes, 16 de enero de 2007

Recuerdos de viaje

Caminábamos en el centro de la ciudad de Los Mochis. La tarde era aburrida y gris. Teníamos que encontrar algún recuerdo de nuestro viaje, algo para llevar a nuestros conocidos de la Ciudad de México. Pero no encontrábamos ninguna tienda de artesanías, o tiendas de dulces autóctonos, nada con sabor local, algo característico de esta ciudad del norte de Sinaloa.

Jorge se detuvo en seco, volteó a verme y casi grito:
-- ¡Nalgas!

Ante mi mirada inquisitiva abundó.
-- ¡Lo único que voy a recordar de este viaje son las nalgas de las mujeres de Los Mochis!

Yo no daba crédito. Jorge suele ser centrado, cauto, más bien callado y a veces parece enojado. Pero en ese momento una sonrisa llenaba su cara. Lo pensé un poco y su idea tenía mucho sentido.

Era una lástima que no hubiera nalgas para llevar en las tiendas del centro. Seguramente su esposa, Claudia, y mi amada en ciernes no entenderían que nuestra única intención era llevar a casa algo que indicara que recordábamos a los que se habían quedado allá lejos, en el Valle de México.

viernes, 12 de enero de 2007

Los Internacionales

El pasado domingo me acompañó Laura a ver la exposición de los persas en el Museo de Antropología en Chapultepec. Había una larga cola para entrar, más de 200 personas. Esperábamos que la línea avanzara rápido y así fué. Una persona del museo, altoparante en mano, anunciaba "Los domingos los mexicanos no pagan la entrada al museo. Preparen una identificación para su ingreso. Los extranjeros y los internacionales debe pagar $45".

Laura me miró, me preguntó "¿Cuáles serán los internacionales"?

Empezamos a generar hipótesis.

- Los internacionales son los mexicano-norteamericanos de visita en la ciudad.

- Los internacionales son los que comen hotdogs, hamburguers and coke.

- Los internacionales son los güeros de ojos claros.

- Los internacionales son los que hablan inglés.

No importaba, ella y yo nos declaramos internacionales, pero engañamos al guardia del museo haciéndonos pasar como autóctonos al mostrar nuestra credencial para votar falsa.

Los Mochis. Nota 2

Segundo día de curso. Hoy Jorge terminó de impartir la parte del curso llamada 'Administración de PostgreSQL'. Yo inicié y terminé mi sesión de 'Mejora de desempeño de Software'.

Los alumnos del curso (de quien todavía les debo los nombres) tuvieron un mejor desempeño el día de hoy. Ayer llevábamos un retraso de aproximadamente 4 horas con respecto a la agenda programada. Hoy recuperamos ese tiempo. Supongo que ya se recuperaron del choque de usar Linux, de la prohibición de usar el mouse y de utilizar un editor de textos serio (vim).

Ayer se sintieron ofendidos cuando, a pregunta de Miguel Angel (el dueño de la empresa), contesté que los veía como un grupo 'homogéneo'. Ellos lo tomaron de la peor manera: son homogéneamente lentos, incapaces, idiotas, malos, u otro calificativo negativo que YO NUNCA MENCIONÉ. Hoy, en la comida, hicimos algunas bromas al respecto. Creo que se superó ese problemita.

A la hora de la comida (ellos comen de 13 a 15 horas y, aunque no lo crean, todos van a su casa a comer; una de las maravillas de vivir en ciudades habitables) nos invitaron a Jorge y a mí a a festejar el cumpleños de un compañero, junto con otras personas de la empresa que nos contrató, de otra empresa de software y con el novio de una de las alumnas, también programador.

Nos llevaron a un restaurante llamado Tacos Jaime. Entre los asistentes se encontraban dos chicas nuevas para mí: otras dos bellezas de Los Mochis. Una de ellas tomo algunas fotografías con su Kodak digital, las cuales prometió enviarme para ilustrar esta nota. Cuando ponga las fotos espero contar con los nombres de los asistentes.

Al terminar el curso, alrededor de la 18:00, también fuimos convidados del pastel que llevaron al festejado.

El Ing. Miguel Angel nos había hecho la invitación el día de ayer para cenar en el mejor restaurante de carnes de Los Mochis, Leñadores. Miguel Angel nos recogió en el hotel y nos llevó a un agradable lugar en donde cenamos una sabrosa carne asada llamada "Cabrería Leñador", dos cerveza cada quien (Pacífico, of course) y tuvimos una sabrosa plática acerca del desarrollo de software, lenguajes de programación, bases de datos y replicación.

Escribo esto en mi portatil, todavía llamada Isadora, usando vi, mañana lo publicaré. Son las 12:01 AM en Los Mochis. Una bella, agradable, esbelta mujer me envió un mensaje electrónico. Le quitó el sentido al último remglón de mi nota de ayer. Gracias preciosa mujer, traída de los 60s.

jueves, 11 de enero de 2007

Los Mochis. Nota 1

Estoy en Los Mochis, Sinaloa. Una pequeña ciudad en el norte de mi país. Una empresa que desarrolla software para la gestión de empresas nos contrató (vengo con Jorge López, el programador y administrador de sistemas estrella de nuestra empresa) para capacitar a cinco de sus programadores (el dueño de la empresa, Miguel Ángel Pineda intenta escaparse de sus actividades diarias para estar en la sala de capacitación con nosotros) en varios temas de PostgreSQL (la mejor base de datos del software libre).

Ayer me tuve que despertar a las 3:45 AM, pues nuestro vuelo salía a las 7:00 AM, lo que me obligabó a estar en el aeropuerto de la Ciudad de México ¡a las 5:00 AM! Eso de tomar un baño a las 4:00 AM no se lo recomiendo a nadie. El avión se demoró casi una hora. La posición en donde abordamos el pequeño avión estaba muy cerca del hangar presidencial, en la nueva zona del aeropuerto, la cual todavía no se inaugura. Unos segundos después de que nuestro avión empezó a moverse para tomar pista se detuvo, y el capitán de la nave nos informó por el sonido local algo como "Nos han avisado de la torre de control que debemos esperar a que despegue el avión presidencial para tomar pista. Le suplicamos nos disculpe por el retraso". ¡Pinche Felipe"!, su sola cercanía me afecta negativamente.

El vuelo fué tranquilo y agradable, excepto por lo exíguo del "desayuno": café sabroso, un poco de melón chino (ese melón de cáscara dura y de color verde claro) y una barra de cereal con fresa, de esas que están de moda para las dietas. Jorge despertó cuando nos llevaron ese remedo de desayuno. Me contó que estaba soñando que la aeromoza le llevaba un sandwich (emparedado para los que no hablen inglés) de buen tamaño que desbordaba lechuga y jitomate. La voz de la azafata lo trajo a la realidad de golpe.

Desde allá arriba se ve impresionante la Sierra Tarahumara. De Los Mochis parte el recorrido del tren Chihuahua-Pacífico, un viaje que debo hacer pronto. Seguramente añoraré la compañía de alguna chihuahense junto a mí ("Es igual, me dijo ella, cuando le pregunté el patronímico de la gente de Chihuahua, 'Chihuahuenses' es una línea de transportes, 'Chihuahueños' es una raza de perros").

La llegada a la costa del Pacífico es espectacular. El aereoplano llega a la orilla del mar y se mueve paralelo a la playa durante varios minutos. Se pueden observar rios, esteros, lagunas, zonas desérticas, áreas de cultivo. Ya cerca de nuestro destino, al descender el avión, se pueden ver muchas aves que han viajado hacia estas cálidas aguas para protegerse del clima inviernal.

El curso lo estamos dando en una pequeña sala en donde apenas cabemos las 8 personas en cuestión (seis de Macropro, dos de Inteligentes.com). Espero tener para la siguiente entrega los nombres de todos ellos. Dos de los programadores son mujeres. Dos simpáticas norteñas, dignas representantes de la belleza local.

Finalmente, a pesar de todo y de todos, llegó la hora de la comida. Nos llevaron a un puesto callejero que vende mariscos. Después de algunos minutos de espera nos pudimos acomodar los seis comensales en una sola mesa. Yo probé la versión local de un coctel de camarones: varios camarones de buen tamaño (al menos de talla mayor a los que consumimos en Chilangolandia) 'nadando' en algo que una de las féminas llamo 'caldito de camarón' (el agua en donde se cocen los camarones, les dije que a la Ciudad de México llegan cocidos, así que allá les ponen 'caldito de ostiones'), jitomate (localmente tomate), muy poca cebolla (la tuve que buscar e identificar) y ¡muchos trocitos de pepino picado!. Además dos tacos de camarón, acompañando cada bocado con alguna de las salsas (comerciales o de la casa) que descansaban en las mesas. ¡Si visita Los Mochis debe probar sus camarones!

La cena. Para encontrar los puestos de tacos en un Los Mochis casi desierto a las nueve de la noche, caminamos más de seis cuadras. Llegamos a la taquería 'Barajas', otro puesto callejero, limpio, concurrido, y encontramos unos riquísimos tacos de carne asada y de tripa, regados con agua de jamaica con hielo, más hielo que agua.

Fue un buen día. Variado, largo como luto de amor, en contacto con gente nueva. En una ciudad que me encuentra sin nadie a quien llamarle por la noche para decirle "Sí, estoy bien. Te extraño mucho. Llego el domingo".

domingo, 7 de enero de 2007

Café La Tregua

El café 'La Tregua' se encuentra muy cerca de mi casa. Paso enfrente de él todos los días. Está en un pequeño local comercial resguardado por dos cortinas metálicas, en el cual debe haber 8 mesas altas, redondas, incómodas; cada una de ellas rodeadas por sillas, también altas e incómodas. En un rincón tiene, signo de nuestros tiempos, una pequeña sala con una mesa de centro, en la que vive un letrero que indica que ese lugar está reservado para grupos de más de cinco personas. Tienen, además un barra con, lo adivinaron, sillas altas. En la acera se encuentra un anuncio en donde se informa a los peatones que los viernes [Nota del Autor: Realmente las reuniones son los sábados. Perdón por el error], a las 7 de la noche, hay 'trova y poesía'.

Ayer, por fín, lo visité como parroquiano. Para tener derecho a la trova y a la poesía se deben consumir, al menos, treinta y cinco pesos. A mi se me conviertieron en un café americano ($10), unos molletes ($20) y una coca de lata acompañada de un vaso con hielo ($8). Buena inversión.

Llegué a las siete y media. El sitio estaba casi lleno, así que me acerqué a la barra. Inmediatamente se levantaron de las sillas altas dos muchachos en sus 20s, para hacerme lugar. Resultó que eran los que llevan la carga artística del lugar: el trovador y el lector de poemas. La mesera, Brenda, una bella joven, también canta con el trovador. Tiene un voz muy buena. Observé a más de un parroquiano que la veía con ojos de amor. Parece ser la hija de la dueña del lugar.

Al arribar a La Tregua un orador estaba describiendo, con palabras que denotaban sus conocimientos pictóricos, varios cuadros que colgaban de los muros del pequeño local. Una vez que acabó la descripción de las obras entregó varios diplomas a los pintores y a alguien que llamó poeta, de algún evento reciente.

Por fin empezaron la trova y la poesía. En el único rincón libre del local, en no mas de 2 metros cuadrados, se acomodaron los intérpretes. Uno de ello leía un poema y a continuación el otro cantaba una canción. Casi al final Brenda se despojó de su delantal para mutarse en cantante y se incorporó a los ejecutantes. Canto a capela y acompañada del guitarrista.

Los primeros poemas que se leyeron me llamaron la atención. En cuanto pude pregunté al declamador sobre el autor. Los dos poemas son de Edel Juárez. Pongo uno de ellos en otra entrada de ésta mi bitácora.

Se nota que en el café La Tregua se está formando una comunidad de personas aficionadas a las artes. En esta zona de Popotla, Tacuba, Santa Julia prácticamente no hay ninguna oferta cultural. Este es el primer café con tintes artísticos que conozco por la zona. Eduardo, quien atiende en la barra, me adelantó que pronto habrá presentaciones de libros y otras actividades.

La Tregua se encuentra en la Calzada México-Tacuba 409, en la colonia Popotla, a unos pasos de la estación del metro Popotla, en la Ciudad de México. Abren de 8:00 a 21:300 de lunes a viernes y de 10:00 a 21:30 los sábados. Cuentan con una dirección electrónica: la.tregua.cafe@gmail.com. Si llegan temprano a la zona pueden visitar los callejones de Cañitas, famoso por sus apariciones fantasmagóricas, a 3 minutos del café.

Si existiera un Dios

Si existiera un Dios

Si existiera un Dios
preferiría que fuera mujer
y así hablarle de tú y de tí
y que me aconsejara
preferiría que fuera mujer
y que fuera mi amiga
y que su sexo no fuera barrera
sino pretexto
que fuera mujer y amiga
de aquellas que dan la vida
cada vez que lo solicitas
que fuera mujer y amiga
para que me escuchara
y me consolara y cerrara mis heridas
Si existiera un Dios,
en definitiva, me gustaría
que fuera como tu,
aunque entonces .. yo, ¿que haría?

Edel Juárez

sábado, 6 de enero de 2007

Cerebro siempre gana

Inmediatamente recibí tu respuesta en mi pantalla:
--Sospecho que te interesa más mi sexo que yo.

Y yo, simplemente, te dije la verdad:
--Sí, a ratos.
--Lo sabía, lo sabía--contraatacaste.

Y yo, simplemente, insistí con la verdad:
--Pero a ratos me interesa tu cerebro...
a ratos tus senos...
a ratos tu cerebro...
a ratos tus piernas...
a ratos tu cerebro...
a ratos tu pelo...
a ratos tu cerebro...
a ratos tu boca...
a ratos tu cerebro...
a ratos tu mejilla izquierda...
a ratos tu cerebro...
a ratos tu sexo...

Recapitulé.
--Como ves, al final, tu cerebro es el ganador.