sábado, 31 de marzo de 2007

Mi amor

Mi amor está cercano al suelo
es humilde, sereno y milenario
pero sabe volar
conoce de los cielos
se eleva cuando das nombre a tus deseos

Quiere saber de tí
ser parte de tus sueños
acariciar tu frente
repasar detenidamente tu epidermis,
detenerse en tus ojos azules que iluminan
de colores la noche más oscura

Mi amor es callejero
le gusta transitar por tus veredas
degustar tus frutos madurados
libar los sabores de tu cuerpo
manantial infinito de sabores

Te quiero de otro modo
de manera diferente cada día
reinventando las formas de quererte
queriendo amarte realizando la utopía
de eternizar ese instante pasajero
en que mi nombre repites encendida

martes, 20 de marzo de 2007

Olvido, te amamos

¿Cómo no enamorarse de las heroínas de las novelas? ¿Cómo escapar a la seducción de ella, la mujer perfecta, si como lectores nos convertimos en cómplices del autor y del personaje central? ¿Si nos tranfiguramos en el personaje que la observa, besa, sufre, desea y posee?

Estas líneas reflejan el pensamiento de mi amor actual, Olvido, la heroína de la novela de Pérez-Reverte que estoy leyendo en estos días:

A veces pienso que me haces el amor con esa desesperación desolada y violenta porque al abrazarme sientes el cadáver que seré un día, o que seremos ambos


Y más adelante, después de hablar de su infancia en Venecia y de un recorrido con el personaje principal por las calles de esa hermosa ciudad en época invernal:

Quiero que me ayudes a buscar la sombra de esa niña, y después, de vuelta al hotel, me la cosas de nuevo a los talones con hilo y aguja, silencioso, paciente, mientras me haces el amor con la ventana abierta y el frío de la laguna erizándote la espalda, mis uñas clavadas en ella, hasta que sangres y me olvide de ti, de Venecia y todo cuanto he sido y cuanto me espera.


Olvido, yo también te amo.

El Pintor de Batallas
Arturo Pérez-Reverte
Alfaguara, 2006

Las Habas

Este cuentito, poemilla o haiku vió la luz en un restaurante de San Pedro Atocpan, entre platos con mole y uno, muy importante, cuya ecología incluía coliflor en escabeche, nopalitos y habas cocidas.

La semilla del texto la sembró Anita, una niña rubia de 9 años, hija de Lala. A partir de allí y entre risas, cocinamos esta obrita de arte:

Las Habas


Las habas siempre me reciben con una amplia sonrisa
Creen que acaban de hacer una nueva amiga
Pero no saben, las muy ingenuas,
que están a punto de ser devoradas por mi

sábado, 10 de marzo de 2007

La siesta de Lala

Hace unos minutos llegamos a mi departamento, después de ir comer y a oir la presentación que hizo Tere Quiterio de su libro acerca del lupus, en el Centro Médico Siglo XXI.
Mas tarde iremos a celebrar el cumpleaños de Ivan a La Condesa. El lugar, un bar con jazz en vivo, promete ser atractivo.
Lala está durmiendo una siesta, la despertaré a las 20:00 para que tenga tiempo suficiente para arreglarse y llegar a la reunión a una hora aceptable.
Una voz en off me informa que el Toluca ya le metió a Tigres el segundo gol en menos de 15 minutos.
Lala duerme en la recámara contigua; sin embargo siento su presencia muy cercana. Casi escucho su aliento en mi oreja, como si estuviera leyendo lo que voy escribiendo. Imagino su sonrisa franca, abierta al darse cuenta de que su existencia me motiva a escribir sobre las pequeñas cosas que van tejiendo la vida: su siesta, la cercana ceremonia en donde eligiremos -de entre dos opciones- lo que vestirá la noche de hoy, el sobresalto de saber que debemos ir disfrazados de personaje de película a la fiesta de Iván, so pena de que alguien en la entrada se encargue de improvisar el disfraz.

Lala duerme.
¿Soñará?
Yo espero el despertar de Lala.
Imagino el micro desfile de modas que se acerca.
Lala existe.
Yo vivo.

El papel de la pareja es ser un testigo, el testigo de nuestra vida. Un espectador activo que dé fé de que el otro vive, de que el otro existe. La pareja le da sentido a la existencia personal al compartir la vida cotidiana, los grandes momentos, las tragedias, los triunfos. Uno espera que la vida no haya sido en vano, que al menos alguien, la pareja, la haya observado de cerca, que alguien pueda dar fé de que existimos, de que hayan quedado en la memoria de alguien tan importante como el ser amado las flores y los cantos que deseaba Nezahualcóyotl:

¿Con qué he de irme?
¿Nada dejaré en pos de mi sobre la tierra?
¿Cómo ha de actuar mi corazón?
¿Acaso en vano venimos a vivir,
a brotar sobre la tierra?
Dejemos al menos flores
Dejemos al menos cantos


Lala, soy testigo de tu siesta, quiero serlo de toda tu vida.
Espero que las flores y los cantos, mis flores y mis cantos, sean parte de tus sueños.

viernes, 9 de marzo de 2007

Un mensaje de Esther, la poeta de La Tregua Café

Este mensaje lo recibí en mi cuenta de Gmail, me lo envió Esther, una de las dos mujeres insustituibles (la otra es Brenda, su hija) en La Tregua Café.


Roberto:

Entré a tu blog con la sana intención de dejarte un breve comentario y mi poema que leyó el Tigre Famélico esta noche [para celebrar el Día Internacional de la Mujer: Nota de la R.]. Nunca pude lograr dejar el comentario, tal vez mi computadora es lenta aunque a decir verdad, creo que la lenta soy yo en eso de los espacios cibernéticos.
Te envío el texto en archivo adjunto, o tal vez lo pongo aquí, lo más rápido y fácil, porque entre los intentos en tu blog y mis distracciones en mis sitios de poesía, ya son más de las 3 de la mañana.
Hasta pronto, un beso.

Esther Alvarado

Cuando se vive intentando deslindar la realidad de la ficción, es fácil creer que La Tregua es un sueño. Soñar, confundir la voz interior con las imágenes que creadas desde el timbre sonoro del Tigre Famélico y la presencia etérea de García Márquez, hacen difícil, muy difícil aterrizar cuando algún cliente pide en la barra un capuchino.

Música, poesía, obras pictóricas que penden de los muros, crean un discurso de sensaciones que toman la palabra desde el aroma, hasta el café; desde el agobiante trabajo hasta la placentera charla con amigos como tú Roberto, quien eres ya insustituible en nuestras noches bohemias.

Prometí enviarte el poema que se leyó hoy por la noche, con motivo del día internacional de la mujer. Cumplo mi promesa:

MUJER
Mujer
metáfora y luna que en el alba crece
mujer
nodriza de la noche transparente
mujer
manzana de pecado incierto

Asciende al sol tu pensamiento llano
que en luz de amanecer te multiplica
muchacha que destila rebeldía
y reta con pasión las tradiciones

Niña – raíz de germinal promesa
en clara semejanza con la vida

El agua de tus manos es torrente
caudal vertiginoso de caricias
senda de sol
claro de voz
afluente de íntima promesa

Mujer – semilla
sembradora de futuro

Útero de tierra fértil
cosechando fantásticas auroras

Mujer de llanto fácil
con excusas de cebolla
lluvia de lágrimas ardientes
que florecen en voz libertadora


Doméstica tristeza abandonada
en el viril desierto de los amos

Hembra del cosmos preñada de luceros
fecunda parturienta de infinitos
en tu redondo vientre
en la esfera misteriosa de tu entraña
engendras los planetas
fecundas las galaxias

Limpiadora del polvo interminable
soltera solitaria
tejedora de sueños
hacedora de hijos

La perfecta casada que en sus blancas espumas
lava triste las culpas que le endosa la historia
religión y pecado
sumisión y virtud

Mujer – sirena
en el fango de Ítaca humillada
prisionera voluntaria que ahora canta
únicamente cuando llora el nene

Mujer de barro
sin moldes
sin troqueles de costilla

Mujer que dejas la enagua y el rebozo
y empuñas un fusil buscando patria

Hija de Eva
viajera suspendida en el eclipse como dócil amante
abnegada señora
obediente chiquilla
o la dama elegante despojada de vida

Un impulso derribó hoy las costumbres
con el fuego de tu sangre renovada
y eres musa fugitiva de los versos
que el marchito bohemio recitaba

Amazona del tiempo
que en lucha de equidad llegas a Venus
y rescatas tus alas de entre el miedo
y vuelas ya sin freno hasta lo eterno
tan lejos como alcanza el pensamiento
tan cerca como tus sueños
tan cierto, como existir

Esther Alvarado
Marzo, 2mil4

Espléndido poema.

Esther, me siento orgulloso de tu amistad.

Gracias.

Soy un Ateo Espiritual

Lo de ateo siempre lo he sabido, lo de espiritual no me desagrada.

Y eso de que algunas de las personas más buena onda del mundo también lo son, me infla un poco el ego.

Bueno, es el resultado de un test que tomé en QuizFarm.com




You scored as Spiritual Atheist. Ah! Some of the coolest people in the world are Spiritual Atheists. Most of them weren't brought up in an organized religion and have very little baggage. They concentrate on making the world a better place and know that death is just another part of life. What comes after, comes after.









Spiritual Atheist 67%
Scientific Atheist58%
Angry Atheist 50%
Theist 33%
Agnostic 17%
Apathetic Atheist 8%
Militant Atheist 8%


¿Que clase de ateo eres?
Creado con QuizFarm.com

martes, 6 de marzo de 2007

El Tigre Famélico

Roberto Ramos es el Tigre Famélico, el Confabulador Nocturno, quien dice de memoria largos textos literarios de Gorostiza, Paz, García Márquez, Ibarguengoitia y otros. Lo pueden conocer y gozar los jueves a las 20:30 en La Tregua Café.

Tengo pendiente una visita a su pequeña librería que se encuentra en la estación Normal del metro de la Ciudad de México. Quiero que me hable de él, para divulgar sus afanes de divulgador de la cultura.

Sin embargo, los 80 años de Gabo que se cumplen hoy, 6 de marzo de 2007, me invitan a agradecer a mi tocayo el haber escuchado de su viva voz el primer capítulo completo y de memoria de Cien años de soledad.

Por cierto en la Wikipedia se encuentra una excelente entrada sobre esa obra, no dejen de verla. Dice por ejemplo:

La novela Cien años de soledad fue escrita por Gabriel García Márquez durante 18 meses entre 1965 y 1967 en Ciudad de México, lugar a donde se mudó desde Colombia con su familia. La idea original de esta obra surge en 1952 durante un viaje que realiza el autor a su pueblo natal, Aracataca (Colombia), en compañía de su madre. En su cuento Un día después del sábado publicado en 1954, hace referencia por primera vez a Macondo, y varios de los personajes de esta obra aparecen en algunos de sus cuentos y novelas anteriores. En un comienzo, pensó en titular su novela La casa, pero se decidió por Cien años de soledad para evitar confusiones con la novela La casa grande, publicada en 1954 por su amigo, el escritor también colombiano Alvaro Cepeda Samudio. La primera edición de Cien años de soledad fue publicada el 5 de junio de 1967 por la editorial Sudamericana de Buenos Aires a donde fueron enviados los originales por correo divididos en dos partes.


Volviendo al Tigre Famélico, quiero incluir en este espacio un texto que me acabo de robar del blog de La Tregua Café, pues me parece encantador:

Texto Lunático No 1

El otro día tuve la oportunidad de apreciar la destreza de una niña oriental cuando ofreció un concierto de violín. Después de sobreponerme al encantamiento que su arte produce, logré descubrír, no sin sobresalto, que la música estaba brotando directamente de su corazón a través de sus ojos y que incluso, si así lo deseaba, era capaz de prescindir del instrumento, pero que no lo hacía para no escandalizar a su auditorio.


Mi tocayo seguirá colaborando con el sitio de La Tregua Café, así que no dejen de sintonizar ese blog.