Congelados
Este subespecie habita en el Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México, conocido como Metro por el pueblo.
Sus antecesores solían viajar en los autobuses y microbuses de la zona metropolitana, pero casi se han extinguido por lo angosto de esos medios de transporte.
La característica más importante de estos bichos es su poca habilidad para penetrar en los vagones del Metro: suelen vivir en los primeros 20 cm de los vagones.
Después de observarlos por varios años he notado algunas constantes en su extraño comportamiento:
1. Son los últimos en subir a los vagones.
2. Dan un paso dentro del vagón, miran hacia el interior y aparece un rictus de terror en sus caras. Algo les impide dar el segundo paso y avanzar hacia el pasillo central o los asientos vacios.
3. Pegan la espalda a las agarraderas cercanas a las puertas. Tratan de minimizar el diámetro de sus abultados vientres, siempre sin resultados observables. Pretenden lo imposible: no ocupar el escaso y necesario espacio que queda en el vano de las puertas deslizables del Metro.
Yo estoy seguro que estos especímenes creen a pie juntillas que su presencia pasa desapercibida, como cuando las avestruces meten la cabeza en un agujero en el suelo.
5. Es raro verlos solos, es común ver a dos animales de este tipo, uno en cada lado de las puertas de los vagones.
6. A pesar de que estorban, forman un cuello de botella y retrasan la salida del convoy, ellos persisten en comportarse como si su IQ fuera de 37.5.
Orígenes
El Dr. Vertiz, conocido zoólogo y etólogo de la UAM Amada, ha fomulado una hipótesis sobre sus orígenes:
"Hay dos maneras de explicar ese comportamiento: una mala y otra peor. La primera es considerar que sus madres tuvieron partos muy largos, que ellos sufrieron para salir del vientre de su madre. Ese terrible gesto que muestran al entrar al vagón no es más que un reflejo del terror de volver a ese lugar y no poder volver a los andenes".
"La otra posibilidad es que de pequeños su distraida madre los haya olvidado en un camión de la línea Vertiz-Narvarte o del tranvía Atzcapotzalco-La Villa o, pero aun, en la línea 2 de los microbuses que van de Chapultepec a La Villa. Esa angustía de quedar primero en las manos de un chofer y luego a disposición de un gendarme les hace esperar, en la mismísima entrada, a que baje su santa madre, aunque esa santa mujer ya se encuentre a la diestra del Señor, no el de los anillos, sino el Santo Padre".
"He pedido a Conacyt una nueva beca por dos años para seguir estos esudios. Creo que estoy cerca de resolver ese gran misterio", abunda el Dr. Vertiz.
Yo sugiero una terapia masiva. Si cada uno de los pasajeros del metro al pasar cerca de ellos pateara, aunque sea de manera ligera, sus espinillas, en pocas horas tendrían las piernas tan hinchadas y adoloridas que seguramente generarían una fobia al Metro, con lo cual este medio de transporte se eficientaría en un 17.23%, con el consiguiente ahorro de energía eléctrica y el mejoramiento, en un par de años, del problema del calentamiento global.
Así que los exhorto a cooperar con un codazo, un puntapié o, al menos, un escupitajo en la cara de esta subespecie, como un medio para mejorar el clima del mundo.
2 comentarios:
Qué tal, muy interesante la serie sobre las subespecies aunque debe ser casi infinita la variedad de éstas que no han sido definidas.
Leía tu post sobre las 10,000 visitas, y no es por ser aguafiestas pero debes considerar que gran parte de ellas las haces tú mismo.
En fin, saludos, que estés bien.
No eres aguafiestas: tengo contratado a un chalán que le pica a una liga a mi blog cada media hora.
dalton
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