Estos premios, que otorga anualmente la revista humorística "Annals of Improbable Research", son a pesar de nombre o estilo investigaciones muy serias, publicadas en revistas como “Nature”.
Redacción Internacional.- El supuesto efecto espermicida de la Coca-Cola o la valiosa demostración de que las pulgas saltan más sobre los perros que sobre los gatos son algunos de los “avances” científicos, publicados en prestigiosas revistas, que han sido galardonados este año con los Ig Nobel.
Estos premios, que otorga anualmente la revista humorística “Annals of Improbable Research” (www.improbable.com) y son considerados los Anti-Nobel, fueron dados a conocer anoche durante una fiesta en la Universidad de Harvard (Massachusetts, EU).
A pesar del nombre (que hace referencia irónica a la Inmunoglobulina o IG), las investigaciones que se premian son serias. Aquí no vale cualquier cosa. En las categorías de ciencias, los trabajos tienen que haber pasado el riguroso examen del “peer review” -o revisión de pares, en español-, es decir, que otros científicos expertos en el tema hayan comprobado que está bien hecho.
Y para muestra un botón. Entre las investigaciones agraciadas este año las hay publicadas en las renombradas revistas “Nature”, “Proceedings of the Nacional Academy of Sciences” o “New England Journal of Medicine”.
Pero la intención primera de los Ig es la de pasar un buen rato, con la excusa del señor Nobel y sus premios “importantes y solemnes”, que también se entregan por estas fechas, pues empiezan el lunes próximo con el de Medicina.
“Investigaciones que primero hacen reír, y luego pensar”, dicen ellos.
En el pasado, la revista ha reconocido inventos como una máquina centrifugadora para dar a luz que da vueltas a las parturientas a alta velocidad, así como un estudio sobre por qué a los pájaros carpinteros no les duele la cabeza.
Los ganadores en la XVIII edición de los Ig Nobel han sido, por categorías, los siguientes:
- Paz:
El Comité Federal Suizo de Ética sobre Tecnología no Humana, y el resto de ciudadanos suizos, por aprobar en abril pasado el principio legal de que las plantas tienen dignidad.
- Literatura:
El británico David Sims, de la Cass Business School de Londres, por su estudio, apasionadamente escrito, “Bastardo: Una Exploración Narrativa de la Experiencia de Indagar dentro de las Organizaciones”.
- Medicina:
El estadounidense Dan Ariely, por demostrar que la medicina falsa pero cara funciona mejor que la medicina falsa y barata. Publicó su estudio en el Journal of American Medical Association.
- Ciencias cognitivas:
Toshiyuki Nakagaki, Hiroyasu Yamada, Ryo Kobayashi, Atsushi Tero y Akio Ishiguro, todos ellos japoneses, y Agota Toth, húngaro, por demostrar en “Nature” que el moho mucilaginoso puede resolver puzzles.
- Nutrición:
Maximiliano Zampini (Universidad de Trento) y Charles Spencer (Universidad de Oxford), por demostrar que la comida sabe mejor si es crujiente, en un estudio publicado en “Journal of Sensory Studies”.
- Biología:
Marie-Christine Cadiergues, Christel Joubert y Michel Franc, de la Facultad de Veterinaria de Toulouse (Francia), por demostrar que las pulgas saltan más sobre los perros que sobre los gatos, en un artículo en “Veterinary Parasitology”.
- Química (compartido):
Los estadounidenses Sheree Umpierre, Joseph Hill y Deborah Anderson, por descubrir que la Coca-Cola es un espermicida efectivo, publicado por “New England Journal of Medicine”, y
Los taiwaneses C.Y. Hong, C.C. Shieh, P. Wu y B.N. Chiang, por descubrir justo lo contrario y publicarlo en “Human Toxicology”.
- Física:
Los estadounidenses Dorian Raymer y Douglas Smith, por probar que un montón de cuerdas, pelos o cualquier otra cosa acaba enredándose y formar nudos, en “Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS).
- Arqueología:
Astolfo Gomes de Mello Araujo y Jose Carlos Marcelino, de la Universidad de Sao Paulo (Brasil), por descubrir hasta qué punto los armadillos pueden desordenar los restos en una excavación arqueológica. La investigación se publicó en “Geoarchaeology”.
- Economía:
Geoffrey Millar, Joshua Tyber y Brent Jordan, de la Universidad de Nuevo México (EU), por descubrir que las ganancias de una bailarina de “striptease” dependen de su ciclo menstrual. Lo publicaron en “Evolution and Human Behavior”.
Via El economista
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