En un momento dado me sentí abatido, cansado, desesperado. Pensé que ser programador de sistemas es algo terrible, que deberían usarlo como un trabajo para castigar a los peores delincuentes. En mi deseperación me puse a escribir lo que sigue en Twitter:
En ocasiones como esta deseo ser taquero o cuidacoches o padrote, alguna profesión normal
O buzo de aguas negras o aguador del Atlante o inspector de medidores de agua o poeta maldito
O jimador en Tequila o sonero en La Huasteca o tu amor eterno o bombero en Irak o lanchero en San Blas o taxista en Oaxtepec
O pedicuro en Miami o santero en La Habana o pescador en Hawaii o brujo en Madagascar o huesero en La Lagunilla o mesero en Pisa
O un trovador en tu ventana o un vampiro en tu garganta o tu lechero preferido o el dueño de tus ojos o el agua que quite tu sed de amor
Pero estoy seguro que al despertar, al estar mi cerebro bien oxigenado y fresco voy a seguir agradeciendo a la vida que el tener esta desviación técnico-profesional; y a Lala por aparecer en mis malos ratos para dotarlos de un poco de su ternura, aun en su profundo sueño en el Condado de Metepec.
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