Ahí conocimos a Santiago de una manera curiosa: Al pasar por la parte superior de la cortina de la presa, un par de chicas abrazaban a Santiago, una de cada lado. Una de de ellas estiraba el brazo izquierdo tanto como podía para enfocar su teléfono móvil y así obtener una buena toma de las caras de ellas, enmarcando a nuestro personaje. El nombre, hasta donde recuerdo, lo mencionó una de las chicas.
Sugerí a Anita que se tomara una foto con Santiago, la idea le pareció súper y así nació esa amistad que se convirtió en algo digno de contarse y que reseñaré en varias entregas.
Esta es la foto de Anita y Santiago. Es notable la inmensa felicidad que ambos reflejan. Creo que Santiago llevaba años esperando a Anita, dejándose retratar por otras personas mientras llegaba esta amiga tan esperada , quien tardó en presentarse debido a que vive en la lejana zona de Metepec, en el Estado de México, pegadito a Toluca.Anita, a partir de ese momento, supo que nunca olvidaría a Santiago. Lo que desconocía es que nuestro rocoso y duro amigo nos iba a acompañar durante el resto del viaje. Ya verán, queridos lectores, que Santiago, sus amigos y sus antepasados aparecieron en los lugares más inesperados, y que el final de esta historia será como de película.



No hay comentarios:
Publicar un comentario