sábado, 23 de diciembre de 2006

Mi vida

Estoy leyendo las 'Memorias de Adriano' de Marguerite Yourcenar, obra traducida excelentemente por mi escritor favorito, Julio Cortázar.
En esta obra Adriano se refiera a su vida, en un texto tan bello y tan profundo que me obliga a tomarlo prestado para decir lo mismo de la mía.
Me adhiero al texto de Adriano/Yourcenar/Cortázar: la vida suele ser asi.

Cuando considero mi vida, me espanta encontrarla informe. La existencia de los héroes, según nos cuentan, es simple; como una flecha, va en línea recta a su fin. Y la mayoría de los hombres gusta resumir su vida en una fórmula, a veces jactanciosa o quejumbrosa, casi siempre recriminatoria; el recuerdo les fabrica, complaciente, un existencia explicable y clara. Mi vida tiene contornos menos definidos. Como suele suceder, lo que no fuí es quizá es justo lo que más ajustadamante la define: buen soldado pero en modo alguno hombre de guerra; aficionado al arte, pero no ese artista que Nerón creyó ser al morir; capaz de cometer crímenes, pero no abrumado por ellos.
...
El paisaje de mis días parece estar compuesto, como las regiones montañosas, de materiales diversos amontonados sin orden alguno. Veo allí mi naturaleza, ya compleja, formada por partes iguales de instinto y de cultura. Aquí y allá afloran los granitos de lo inevitable; por doquier, los desmoronamientos del azar. Trato de recorrer nuevamente mi vida en busca de su plan, seguir una vena de plomo o de oro, o el fluir de un río subterráneo pero este plan ficticio no es más que una ilusión óptica del recuerdo.
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Pero entre yo y los actos que me constituyen existe un hiato indefinible. La prueba está en que sin cesar siento la necesidad de pensarlos, explicarlos, justificarlos ante mí mismo. Ciertos trabajos que duraron poco son despreciables, pero otras ocupaciones que abarcaron toda mi vida no me parecen más significativas.
... la masa de mis veleidades, mis deseos, hasta de mis proyectos, sigue siendo tan nebulosa y huyente como un fantasma. El resto, la parte palpable, más o menos autentificada por los hechos, apenas si es más distinta, y la sucesión de los acaecimientos se presenta tan confusa como la de los sueños.
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De pronto mi vida me parece trivial, no solo indigana de ser escrita, sino aun de ser contemplada con cierto detalle, y tan poco importante, hasta para mis propios ojos, como la del primero que pasa. De pronto me parece única, y por eso mismo sin valor, inútil -- por irreductible a la experiencia del común de los hombres. Nada me explica: mis vicios y mis virtudes no bastan; mi felicidad vale algo más, pero a intervalos, sin continuidad, y sobre todo sin causa aceptable. Pero el espíritu humano siente repugnancia a aceptarse de las manos del azar, a no ser más que el producto pasajero de posibilidades que no están presididas por ningún dios, y sobre todo por él mismo. Una parte de cada vida, y aun de cada vida insignificante, transcurre en buscar las razones de ser, los puntos de partida, las fuentes. Mi impotencia para descubrirlos me llevó a veces a las explicaciones mágicas, a buscar en los delirios de lo oculto lo que el sentido común no alcanzaba a darme. Cuando los cálculos complicados resultan falsos, cuando los mismos filósofos no tienen ya nada que decirnos, es excusable volverse hacia el parloteo fortuito de las aves, o hacia el lejano contrapeso de los astros.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Certamente Adriano é um belo texto, mas não se defina pela palavras dos outros! Creio que poderás usar estes belos e profundos pensamentos como inspiração para os seus e creio que não ficarão devendo em nada aos de Marguerite.

dalton dijo...

Esa es mi motivación al escribir este blog: dejar constancia de mi vida y de circunstancia.

Sin embargo, el tomar prestadas palabras sabias como las de Marguerite/Adriano me ayudan a suplir mi limitaciones, que deben ser varias, en esta ardua tarea de entenderme y entender al mundo.

Gracias por leer este espacio y por tu punto de vista, anónimo amigo.

Anónimo dijo...

Por que no:)