martes, 20 de marzo de 2007

Olvido, te amamos

¿Cómo no enamorarse de las heroínas de las novelas? ¿Cómo escapar a la seducción de ella, la mujer perfecta, si como lectores nos convertimos en cómplices del autor y del personaje central? ¿Si nos tranfiguramos en el personaje que la observa, besa, sufre, desea y posee?

Estas líneas reflejan el pensamiento de mi amor actual, Olvido, la heroína de la novela de Pérez-Reverte que estoy leyendo en estos días:

A veces pienso que me haces el amor con esa desesperación desolada y violenta porque al abrazarme sientes el cadáver que seré un día, o que seremos ambos


Y más adelante, después de hablar de su infancia en Venecia y de un recorrido con el personaje principal por las calles de esa hermosa ciudad en época invernal:

Quiero que me ayudes a buscar la sombra de esa niña, y después, de vuelta al hotel, me la cosas de nuevo a los talones con hilo y aguja, silencioso, paciente, mientras me haces el amor con la ventana abierta y el frío de la laguna erizándote la espalda, mis uñas clavadas en ella, hasta que sangres y me olvide de ti, de Venecia y todo cuanto he sido y cuanto me espera.


Olvido, yo también te amo.

El Pintor de Batallas
Arturo Pérez-Reverte
Alfaguara, 2006

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