sábado, 14 de abril de 2007

Un chingo de ostiones

Hace algunos días desayuné es el Restaurante del Lago, en Chapultepec, con Lala y algunos de sus familiares. Ya casi al final del brunch llegó Héctor, vestido con un impecable traje italiano comprado en el Lago Como.

Después de saludar a cada uno de nosotros llamó a un mesero, quien con su mejor sonrisa le preguntó

-- ¿En que le puedo servir, señor?

Héctor, con el desparpajo que lo caracteriza le contestó

-- Por favor traéme un chingo de ostiones.

-- Con todo gusto ¿cuántos desea que le traiga?

-- Ya te dije --espeto Héctor, casi molesto-- ¡un chingo!

Yo, con ánimos de salvar la situación, miré al sorprendido empleado y le expliqué

-- Un chingo de ostiones son más de una docena.

Al mesero se le iluminó el rostro y presuroso se alejó a cumplir con la escrupulosa petición de Héctor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Para ir al restaurant del lago es necesario ir de traje???

dalton dijo...

No, con llevar 'un chingo' de lana es suficiente: el brunch del domingo cuesta, nada más, !$350.00!

Pero vale la pena: camarones, queso de cabra, pastas, jamón serrano, cortes americanos, etc., y buen servicio.

La vista al lago vale la pena.

dalton