Sin embargo, al leer uno de ellos, un par de líneas me congelaron la vista, me hicieron hervir las neuronas y casi hicieron que mis nudillos escribieran por su propia voluntad dos líneas más que dieron como resultado este asalto a Ulisses. Perdón al autor, ruego su clemencia:
Guardo silencio, te busco, nos perdemos,
debiéramos al alba conseguir un astrolabio...
Mientras tanto, durante esta noche, mar oscuro
me guiaré con la estrella polar de tus gemidos
(Las líneas en itálicas son de mi autoría)
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