miércoles, 9 de abril de 2008

Bichito 012

¡Ay Bichito!

¿En dónde andas?

Estas largas noches, calurosas y solitarias, marcan más tu ausencia, tu empecinamiento en no estar.

A veces te requiero aquí, al alcance de mi mano, de mis labios, de mi hombría.

En ocasiones me apabulla la idea de que deben trancurrir dos o tres días más para tenerte, besarte, disfrutarte.

Y las tentaciones son grandes:

Una sirena que se aparece en las noches, en la penumbra. Amable, insegura de navegar en tierra firme, cómplice de mis deseos, pero tan irreal como real es tu ausencia.

Una parvada de palomas que acarician mis mejillas, que refrescan momentáneamente mi cara, pero efímeras e inasibles como un suspiro.

Un fantasma que no acaba de irse, que aparece en los lugares y momentos más inesperados: en La Tregua, en mis sueños, en mis lecturas, en las letras de Sabina, en las cursis y románticas canciones de la radio.

¡Ay Bichito!

¡Que el tiempo nos ayude! ¡Que el amor se sobreponga al vacio! ¡Que la soledad no nos lleve al naufragio!

1 comentario:

Armida Leticia dijo...

¡Busca a tu bichito adorado y sean felices!
Cada minuto, cada segundo junto al ser amado, debe ser aprovechado.