viernes, 30 de mayo de 2008
La historia interminable
Armida me invito a participar en algo parecido a un cadaver exquisito, pero con blogueros y en blogs.
Yo he invitado a Rubén Marrero y me ha sido imposible conseguir al segundo contacto.
Estas son las reglas del juego:
1.Cada persona pondrá el nombre de su blog delante de sus frases.
2. Enviará la historia a dos personas.
3. Las siguientes personas, al copiar el post, borrarán las direcciones de blog puestas, harán sus líneas y se las mandarán a otras dos, así sucesivamente.
4. No se puede devolver el post a la persona que te lo envió.
5. Y si te vuelve a tocar, no se la puedes enviar a la misma persona que se la enviaste
6. El blog número 100 terminará la historia y se la mandará al email leinad19xico@hotmail.com.
7. La persona a la que avises de que es la siguiente, sólo tiene un día para coger el relevo, si en un día no lo ha hecho no vale, y se lo tienes que comunicar y cambiar de blog.Si esto sale bien, durará un máximo de 100 días y serán unas 1000 frases. El responsable de la idea es http://www.melees.blogspot.com/
Éste es el relato:
LA HISTORIA INTERMINABLE
Era impensable, no me lo podía creer, mi mente daba vueltas una y otra vez y no conseguía ser consciente de lo que había pasado, ya no había vuelta atrás, era todo tan confuso.Miré durante unos instantes el martillo ensangrentado, lo envolví en un paño que encontré en el primer cajón de la cómoda y lo escondí en el fondo del armario. A los tres minutos me encontraba en la calle, necesitaba airearme, pensar...En aquellos momentos mi mente aún no estaba preparada para ello... el aire gélido de la mañana cortaba mi rostro como un cuchillo acerado, aún sentía en mi pecho el ritmo acelerado de mi corazón sobresaltado por los espeluznantes hechos que había, en fracciones de segundo, vivido... Aún no podía explicarme cómo demonios había llegado el martillo hasta mis manos y porqué reaccioné de la forma tan brutal como lo hice... Sólo sé que había acabado todo, que era el fin de mi tortura y el comienzo de una vida mejor.Por primera vez, me sentí libre. Había logrado lo que estaba deseando hace mucho tiempo. ¿O realmente yo no lo había deseado nunca? Solamente las circunstancias me habían hecho llegar a aquel extremo en el que me encontraba.No, seguro que detrás de todo aquello había una fuerza misteriosa que me apoyaba. La pregunta era ¿Por que? Sacudí la cabeza.No me debía engañar por mas tiempo, no, yo ya se mi verdad, pero al estar dormitando tantos segundos de mi vida me va a costar despedazarla. Tal vez, la bruja de mi suegra no merecía brecha de tales dimensiones en su cráneo. Sin embargo, por una vez, creía haber hecho lo correcto.Por otra parte si yo no la hubiese atacado a ella quizás ahora sería yo la víctima. Porqué a decir verdad la relación con mi suegra siempre había sido de amor-odio. Pero ya había pasado todo y no era hora de pensar en "si hubiera sido de otra forma". Ahora tenía que explicarle a mi pequeña hija Andrea que ya no vería más a su malvada y querida abuelita.Sentí un ruido lejano, parecían las agujas de un reloj y esto hizo que me sobresaltara. Estaba un poco aturdida, ¿se trataba sólo de un mal sueño? Me dirigí al último cajón donde creía haberlo guardado y toqué algo frío y húmedo. Algo extrañamente húmedo en un cajón. Retiré la mano instantáneamente, me asusté, aquel objeto no me resultaba familiar, pero la duda me carcomía por dentro. La eterna lucha entre la curiosidad y la prudencia, pues yo, en el fondo, sabía que debería cerrar ese cajón para siempre y olvidarme de lo que había tocado, pero no fui capaz de resistirme y volví a introducir temblorosamente la mano. Mientras cientos de instantes paseaban fugazmente por mi cabeza, pensé que lo tenía todo embrollado, estaba perdida. Me había metido en un montón de negocios insensatos en lugar de pensarlos despacio y con método. Las facturas de los gastos de mi propia casa y de mis aventuras en el juego se acumulaban hasta el infinito.........Suspiré y me dispuse a esconder todos los rastros de mi acto. He de limpiarlo todo antes de que lleguen mi marido y mi hijo. Arrastré el cadáver hacia la bañera de la planta de abajo. Una sonrisa fugaz asomó en mi rostro cuando pensé que, a pesar de que tenía a mi suegra por una cabeza dura, su cráneo se rompió con bastante facilidad. Supongo que casi cualquier cosa se rompería con facilidad con un martillo de acero tan pesado.Lo primero era decidir que hacer con el cadáver, tenía varias opciones para deshacerme del cuerpo, pero debía pensar con calma, cuál sería la que contaba con menos posibilidades de no ser descubierta por la policía. También debía buscarme una coartada, mi suegra estaba de visita y muchos familiares lo sabían. Pero lo primero es lo primero, hacerla desaparecer.Barajando varias posibilidades, al final he decidido descuartizarla en la bañera, para después tirar sus restos en varios contenedores, para ello me iré a otra ciudad y puede que a otra provincia, tengo que echarlos a los de basura orgánica y la trituradoras de basura harán el resto. Creo que esa es la mejor solución por ahora.Pero, ¡mierda!, ¿cómo coño iba a descuartizarla si no tenía ninguna sierra? Afortunadamente, una bombillita iluminó mi azorado cerebro. Fui corriendo hasta la cocina y rebusqué en uno de los armarios. ¡Bingo! Siempre supe que los cuchillos de la Teletienda acabarían por servirme para algo. Ahora sólo faltaba comprobar si realmente eran capaces de cortar cualquier cosa, como afirmaba muy ufano el chinito que los anunciaba. Volví al cuarto de baño con mis instrumentos de trabajo y comencé la ardua y repugnante tarea. Con paciencia y esmero, con una exactitud pasmosa gracias a un interesante libro forense de un familiar, empecé a despedazar la rodilla. Introduje el punzante objeto contundentemente, el carnicero lo hacía, y no parecía muy difícil.Tras varios cortes, me ví sorprendida por la frialdad de mis actos, mis ojos se centraron en la sangre que todo lo inundaba y por primera vez fui realmente consciente de lo que estaba haciendo. Giré la cabeza hacia el inodoro y vomité. Sin poder mirar la bañera me senté en el suelo a llorar.
Las gotas de agua mezcladas de sal despegaban la sangre de mis brazos, como un rayo en plena tormenta tuve claro que no había vuelta atrás, mi familia debía seguir pensando lo que pensaba de mi así que con el saco de las patatas que se había empeñado en hacer que le trajéramos de la aldea la envolví y me dirigí al acantilado que escarpado vigilaba el Cabo Cernuda a veinte km. del chalet. Estaba a punto de doblar la última curva cuando una patrulla de control de tráfico me paró:
- Buenas tardes, control de alcoholemia...
¡No puede ser, el maldito alcoholímetro!, casi grité aterrada, ¡no debí tomar esa copa de cognac!, pero... la necesitaba, para darme valor... todo empezaba a complicarse, debía pensar en algo rápido, ¡piensa Catalina, piensa...! , me decía a mi misma...
http://randrade.com.mx
Bajé sin una idea clara de lo que debería hacer. La cabeza me daba vueltas. Mil ideas asaltaban mi febril cabeza. Si el policía me exigía que le mostrara lo que traía en el asiento trasero vería que no se trataba sólo de un saco de patatas: esos tubérculos no suelen derramar un líquido denso y de color vino tinto, como el que escurría ya por el asiento. Lo tuve que hacer:
-- Buenas noches oficial, que bueno que están cuidando a los ciudadanos. Nosotros, los integrantes del congreso local lo tomaremos en cuenta para el presupuesto de sus aumentos, el próximo trimestre.
Abrí mi bolso y le mostre una placa en donde se leía Dra .Catalina Fuentes de Cortázar, Diputada Local por el Partido Único Democrático.
El oficial miró la placa, se quitó el gorro y se rascó la cabeza, preocupado:
-- A sus órdenes Doctora Fuentes ¿Le puedo servir en algo? ¿Qué hace tan tarde por esta zona?
-- Las labores legislativas nunca se detienen. Haga bien su trabajo que yo haré mejor el mío. Buenas noches.
Volví al asiento del vehículo, respiré tranquila, puse en marcha el vehículo y avancé.
Me relajé al dejar de mirar por el espejo retrovisor las luces rojas y azules de la patrulla.
Casí al llegar al acantilado, en donde me desharía del saco, hundí el pie en el freno. ¡No era posible, el freno no respondía!
¿Cómo continuará esta historia?
Yo he invitado a Rubén Marrero y me ha sido imposible conseguir al segundo contacto.
Estas son las reglas del juego:
1.Cada persona pondrá el nombre de su blog delante de sus frases.
2. Enviará la historia a dos personas.
3. Las siguientes personas, al copiar el post, borrarán las direcciones de blog puestas, harán sus líneas y se las mandarán a otras dos, así sucesivamente.
4. No se puede devolver el post a la persona que te lo envió.
5. Y si te vuelve a tocar, no se la puedes enviar a la misma persona que se la enviaste
6. El blog número 100 terminará la historia y se la mandará al email leinad19xico@hotmail.com.
7. La persona a la que avises de que es la siguiente, sólo tiene un día para coger el relevo, si en un día no lo ha hecho no vale, y se lo tienes que comunicar y cambiar de blog.Si esto sale bien, durará un máximo de 100 días y serán unas 1000 frases. El responsable de la idea es http://www.melees.blogspot.com/
Éste es el relato:
LA HISTORIA INTERMINABLE
Era impensable, no me lo podía creer, mi mente daba vueltas una y otra vez y no conseguía ser consciente de lo que había pasado, ya no había vuelta atrás, era todo tan confuso.Miré durante unos instantes el martillo ensangrentado, lo envolví en un paño que encontré en el primer cajón de la cómoda y lo escondí en el fondo del armario. A los tres minutos me encontraba en la calle, necesitaba airearme, pensar...En aquellos momentos mi mente aún no estaba preparada para ello... el aire gélido de la mañana cortaba mi rostro como un cuchillo acerado, aún sentía en mi pecho el ritmo acelerado de mi corazón sobresaltado por los espeluznantes hechos que había, en fracciones de segundo, vivido... Aún no podía explicarme cómo demonios había llegado el martillo hasta mis manos y porqué reaccioné de la forma tan brutal como lo hice... Sólo sé que había acabado todo, que era el fin de mi tortura y el comienzo de una vida mejor.Por primera vez, me sentí libre. Había logrado lo que estaba deseando hace mucho tiempo. ¿O realmente yo no lo había deseado nunca? Solamente las circunstancias me habían hecho llegar a aquel extremo en el que me encontraba.No, seguro que detrás de todo aquello había una fuerza misteriosa que me apoyaba. La pregunta era ¿Por que? Sacudí la cabeza.No me debía engañar por mas tiempo, no, yo ya se mi verdad, pero al estar dormitando tantos segundos de mi vida me va a costar despedazarla. Tal vez, la bruja de mi suegra no merecía brecha de tales dimensiones en su cráneo. Sin embargo, por una vez, creía haber hecho lo correcto.Por otra parte si yo no la hubiese atacado a ella quizás ahora sería yo la víctima. Porqué a decir verdad la relación con mi suegra siempre había sido de amor-odio. Pero ya había pasado todo y no era hora de pensar en "si hubiera sido de otra forma". Ahora tenía que explicarle a mi pequeña hija Andrea que ya no vería más a su malvada y querida abuelita.Sentí un ruido lejano, parecían las agujas de un reloj y esto hizo que me sobresaltara. Estaba un poco aturdida, ¿se trataba sólo de un mal sueño? Me dirigí al último cajón donde creía haberlo guardado y toqué algo frío y húmedo. Algo extrañamente húmedo en un cajón. Retiré la mano instantáneamente, me asusté, aquel objeto no me resultaba familiar, pero la duda me carcomía por dentro. La eterna lucha entre la curiosidad y la prudencia, pues yo, en el fondo, sabía que debería cerrar ese cajón para siempre y olvidarme de lo que había tocado, pero no fui capaz de resistirme y volví a introducir temblorosamente la mano. Mientras cientos de instantes paseaban fugazmente por mi cabeza, pensé que lo tenía todo embrollado, estaba perdida. Me había metido en un montón de negocios insensatos en lugar de pensarlos despacio y con método. Las facturas de los gastos de mi propia casa y de mis aventuras en el juego se acumulaban hasta el infinito.........Suspiré y me dispuse a esconder todos los rastros de mi acto. He de limpiarlo todo antes de que lleguen mi marido y mi hijo. Arrastré el cadáver hacia la bañera de la planta de abajo. Una sonrisa fugaz asomó en mi rostro cuando pensé que, a pesar de que tenía a mi suegra por una cabeza dura, su cráneo se rompió con bastante facilidad. Supongo que casi cualquier cosa se rompería con facilidad con un martillo de acero tan pesado.Lo primero era decidir que hacer con el cadáver, tenía varias opciones para deshacerme del cuerpo, pero debía pensar con calma, cuál sería la que contaba con menos posibilidades de no ser descubierta por la policía. También debía buscarme una coartada, mi suegra estaba de visita y muchos familiares lo sabían. Pero lo primero es lo primero, hacerla desaparecer.Barajando varias posibilidades, al final he decidido descuartizarla en la bañera, para después tirar sus restos en varios contenedores, para ello me iré a otra ciudad y puede que a otra provincia, tengo que echarlos a los de basura orgánica y la trituradoras de basura harán el resto. Creo que esa es la mejor solución por ahora.Pero, ¡mierda!, ¿cómo coño iba a descuartizarla si no tenía ninguna sierra? Afortunadamente, una bombillita iluminó mi azorado cerebro. Fui corriendo hasta la cocina y rebusqué en uno de los armarios. ¡Bingo! Siempre supe que los cuchillos de la Teletienda acabarían por servirme para algo. Ahora sólo faltaba comprobar si realmente eran capaces de cortar cualquier cosa, como afirmaba muy ufano el chinito que los anunciaba. Volví al cuarto de baño con mis instrumentos de trabajo y comencé la ardua y repugnante tarea. Con paciencia y esmero, con una exactitud pasmosa gracias a un interesante libro forense de un familiar, empecé a despedazar la rodilla. Introduje el punzante objeto contundentemente, el carnicero lo hacía, y no parecía muy difícil.Tras varios cortes, me ví sorprendida por la frialdad de mis actos, mis ojos se centraron en la sangre que todo lo inundaba y por primera vez fui realmente consciente de lo que estaba haciendo. Giré la cabeza hacia el inodoro y vomité. Sin poder mirar la bañera me senté en el suelo a llorar.
Las gotas de agua mezcladas de sal despegaban la sangre de mis brazos, como un rayo en plena tormenta tuve claro que no había vuelta atrás, mi familia debía seguir pensando lo que pensaba de mi así que con el saco de las patatas que se había empeñado en hacer que le trajéramos de la aldea la envolví y me dirigí al acantilado que escarpado vigilaba el Cabo Cernuda a veinte km. del chalet. Estaba a punto de doblar la última curva cuando una patrulla de control de tráfico me paró:
- Buenas tardes, control de alcoholemia...
¡No puede ser, el maldito alcoholímetro!, casi grité aterrada, ¡no debí tomar esa copa de cognac!, pero... la necesitaba, para darme valor... todo empezaba a complicarse, debía pensar en algo rápido, ¡piensa Catalina, piensa...! , me decía a mi misma...
http://randrade.com.mx
Bajé sin una idea clara de lo que debería hacer. La cabeza me daba vueltas. Mil ideas asaltaban mi febril cabeza. Si el policía me exigía que le mostrara lo que traía en el asiento trasero vería que no se trataba sólo de un saco de patatas: esos tubérculos no suelen derramar un líquido denso y de color vino tinto, como el que escurría ya por el asiento. Lo tuve que hacer:
-- Buenas noches oficial, que bueno que están cuidando a los ciudadanos. Nosotros, los integrantes del congreso local lo tomaremos en cuenta para el presupuesto de sus aumentos, el próximo trimestre.
Abrí mi bolso y le mostre una placa en donde se leía Dra .Catalina Fuentes de Cortázar, Diputada Local por el Partido Único Democrático.
El oficial miró la placa, se quitó el gorro y se rascó la cabeza, preocupado:
-- A sus órdenes Doctora Fuentes ¿Le puedo servir en algo? ¿Qué hace tan tarde por esta zona?
-- Las labores legislativas nunca se detienen. Haga bien su trabajo que yo haré mejor el mío. Buenas noches.
Volví al asiento del vehículo, respiré tranquila, puse en marcha el vehículo y avancé.
Me relajé al dejar de mirar por el espejo retrovisor las luces rojas y azules de la patrulla.
Casí al llegar al acantilado, en donde me desharía del saco, hundí el pie en el freno. ¡No era posible, el freno no respondía!
¿Cómo continuará esta historia?
miércoles, 28 de mayo de 2008
Pedazos de alma. Parte 2.
Llegué a casa a las nueve de la noche. Tuve un día muy pesado, la red estuvo fallando y un estúpido bug (¿hay de otra clase?) nos hizo perder más de dos horas.
Prendí a la Macuarra, levanté el navegador, me conecté a Google y teclee 'Benedetti ladrillos'.
Inmediatamente aparecieron varias referencias, fue más fácil de lo que pensé. Di click en la primera de ellas y empecé a leer:
Mario Benedetti
(Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
La casa y el ladrillo
(1976-1977)
a los que
adentro y afuera
viven y se desviven
mueren y se desmueren
LA CASA Y EL LADRILLO
Cuando me confiscaron la palabra
y me quitaron hasta el horizonte
cuando salí silvando despacito
y hasta hice bromas con el funcionario
de emigración o desintegración
y hubo el adiós de siempre con la mano
a la familia firme en la baranda
a los amigos que sobrevivían
y un motor el derecho tosió fuerte
y movió la azafata sus pestañas
como diciendo a vos yo te conozco
yo tenía estudiada una teoría
del exilio mis pozos del exilio
pero el cursillo no sirvió de nada
...
Había algunas pistas:
Benedetti es uruguayo. Realmente tiene cinco nombres, a la usanza italiana: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia.
¿Será ella uruguaya? Tal vez.
¿Hamlet, Hardy? Shakespeare y uno de los del Gordo y el Flaco. ¿Será actriz? ¿Escritora?
La cita de Bertold Brecht me llamó la atención ¿será esa la pista?
El poema habla de un exiliado. ¿La habrán exiliado a ella por grilla, por comunista? ¿O por no comunista? ¿Cubana?
No entendía nada.
¿Qué tenía que ver su cicatriz con ella, con su mundo?
¿Qué puede decir una pequeña huella en la epidermis sobre la vida de un ser humano?
Una vida no puede resumirse en una cicatriz, a menos que...
¡Claro! ¡Esa cicatriz!
¡Me está mostrando una cicatriz, para que vea como es su alma! ¡Es una referencia a Bretch, en el poema de Benedetti!
Calma, creo que lo tengo. Me muestra el ladrillo (su cicatriz) para deduzca como es su casa (su vida, su alma, su psique).
Una cicatriz es el resto, la huella de un sufrimiento o herida anterior. Ella ha sufrido mucho.
Ella es aficionada a la lectura, le gusta la poesía, le gustan los juegos de misterio. Todo concuerda, la manera en que me contactó fue misteriosa, su foto es un mapa a descifrar.
Ya siento que la amo. No eso es una exageración, más bien ya deseo conocerla. Ya quiero que me envíe la siguiente pista, el siguiente reto para desentrañar su personalidad.
¿Se conectará esta noche, esta madrugada?
Dormiré un rato, me conectaré al mensajero a la media noche.
II
Pendejo. Deveras que soy un pendejo, hubiera puesto el despertador. Me desperté casi a las dos de la mañana. Pensé que pedazosdealma ya se habría conectado y habría salido. Pendejo.
No paraba de autoflagelarme mientras prendía la Mac. Entré al chat y la busqué. No estaba conectada ¿Debería esperarla? La noche anterior había entrado a las tres, todavía faltaban cuarenta minutos para esa hora.
Finalmente apareció, casi a las tres. La saludé:
-- Hola pedazosdealma, ¿cómo estás?
-- Hola, muy bien. ¿pues que no duermes?
-- Si, pero te estoy esperando. Ya leí el poema de Benedetti y creo que comprendí tu mensaje.
-- ¿Mensaje, cuál mensaje?
-- No te hagas buey, lo de la piedra y el ladrillo. Es una forma de decirme por medio de la foto de la cicatriz que tu has sufrido mucho.
-- jajaja, ¿yo sufrir?, jajaja
-- OK, entonces explícame lo que quisiste decir.
-- Nada, simplemente te envié la única foto que te puedo enviar.
-- No mames, envíame una de tu cara, o una de cuerpo completo, ¡te quiero conocer!
-- ¿Y una foto de cuerpo completo te va a decir mucho de mi? Cuando mucho verás que tan caderona y chichona estoy, pero no más que eso.
-- OK, pero tendré una mejor idea de ti. Al ir chateando te conoceré cada día mejor.
-- ¿Y para que me quieres conocer mejor? La idea es intercambiar mensajes por este medio, nada más.
-- No, debo conocerte en persona, algún día.
-- No, eso no sucederá.
-- Está bien, espero convencerte en el futuro, cuando veas que vale la pena conocerme.
-- Que modesto eres buey.
-- No es modestia, es solamente la seguridad de que seremos grandes amigos.
-- jajaja, no cedes fácilmente.
-- Por favor envíame una foto tuya, no un pedazo de ti.
-- OK, en un minuto te la mando.
Lo hizo, me la envió e inmediatemente se deconectó.
La foto me desconcertó. ¿Es una nueva vista? ¿Estoy tratando con un desquiciada? Mañana, con la cabeza fresca trataré de entender que está pasando. Este juego me está empezando a cansar.
Esta es la foto.
Prendí a la Macuarra, levanté el navegador, me conecté a Google y teclee 'Benedetti ladrillos'.
Inmediatamente aparecieron varias referencias, fue más fácil de lo que pensé. Di click en la primera de ellas y empecé a leer:
Mario Benedetti
(Paso de los Toros, Departamento de Tacuarembó,
Uruguay, 14 de septiembre del 1920)
La casa y el ladrillo
(1976-1977)
a los que
adentro y afuera
viven y se desviven
mueren y se desmueren
LA CASA Y EL LADRILLO
Me parezco al que llevaba el ladrillo consigo
para mostrar al mundo cómo era su casa.
Bertolt Brecht
para mostrar al mundo cómo era su casa.
Bertolt Brecht
Cuando me confiscaron la palabra
y me quitaron hasta el horizonte
cuando salí silvando despacito
y hasta hice bromas con el funcionario
de emigración o desintegración
y hubo el adiós de siempre con la mano
a la familia firme en la baranda
a los amigos que sobrevivían
y un motor el derecho tosió fuerte
y movió la azafata sus pestañas
como diciendo a vos yo te conozco
yo tenía estudiada una teoría
del exilio mis pozos del exilio
pero el cursillo no sirvió de nada
...
Había algunas pistas:
Benedetti es uruguayo. Realmente tiene cinco nombres, a la usanza italiana: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno Benedetti Farugia.
¿Será ella uruguaya? Tal vez.
¿Hamlet, Hardy? Shakespeare y uno de los del Gordo y el Flaco. ¿Será actriz? ¿Escritora?
La cita de Bertold Brecht me llamó la atención ¿será esa la pista?
El poema habla de un exiliado. ¿La habrán exiliado a ella por grilla, por comunista? ¿O por no comunista? ¿Cubana?
No entendía nada.
¿Qué tenía que ver su cicatriz con ella, con su mundo?
¿Qué puede decir una pequeña huella en la epidermis sobre la vida de un ser humano?
Una vida no puede resumirse en una cicatriz, a menos que...
¡Claro! ¡Esa cicatriz!
¡Me está mostrando una cicatriz, para que vea como es su alma! ¡Es una referencia a Bretch, en el poema de Benedetti!
Calma, creo que lo tengo. Me muestra el ladrillo (su cicatriz) para deduzca como es su casa (su vida, su alma, su psique).
Una cicatriz es el resto, la huella de un sufrimiento o herida anterior. Ella ha sufrido mucho.
Ella es aficionada a la lectura, le gusta la poesía, le gustan los juegos de misterio. Todo concuerda, la manera en que me contactó fue misteriosa, su foto es un mapa a descifrar.
Ya siento que la amo. No eso es una exageración, más bien ya deseo conocerla. Ya quiero que me envíe la siguiente pista, el siguiente reto para desentrañar su personalidad.
¿Se conectará esta noche, esta madrugada?
Dormiré un rato, me conectaré al mensajero a la media noche.
II
Pendejo. Deveras que soy un pendejo, hubiera puesto el despertador. Me desperté casi a las dos de la mañana. Pensé que pedazosdealma ya se habría conectado y habría salido. Pendejo.
No paraba de autoflagelarme mientras prendía la Mac. Entré al chat y la busqué. No estaba conectada ¿Debería esperarla? La noche anterior había entrado a las tres, todavía faltaban cuarenta minutos para esa hora.
Finalmente apareció, casi a las tres. La saludé:
-- Hola pedazosdealma, ¿cómo estás?
-- Hola, muy bien. ¿pues que no duermes?
-- Si, pero te estoy esperando. Ya leí el poema de Benedetti y creo que comprendí tu mensaje.
-- ¿Mensaje, cuál mensaje?
-- No te hagas buey, lo de la piedra y el ladrillo. Es una forma de decirme por medio de la foto de la cicatriz que tu has sufrido mucho.
-- jajaja, ¿yo sufrir?, jajaja
-- OK, entonces explícame lo que quisiste decir.
-- Nada, simplemente te envié la única foto que te puedo enviar.
-- No mames, envíame una de tu cara, o una de cuerpo completo, ¡te quiero conocer!
-- ¿Y una foto de cuerpo completo te va a decir mucho de mi? Cuando mucho verás que tan caderona y chichona estoy, pero no más que eso.
-- OK, pero tendré una mejor idea de ti. Al ir chateando te conoceré cada día mejor.
-- ¿Y para que me quieres conocer mejor? La idea es intercambiar mensajes por este medio, nada más.
-- No, debo conocerte en persona, algún día.
-- No, eso no sucederá.
-- Está bien, espero convencerte en el futuro, cuando veas que vale la pena conocerme.
-- Que modesto eres buey.
-- No es modestia, es solamente la seguridad de que seremos grandes amigos.
-- jajaja, no cedes fácilmente.
-- Por favor envíame una foto tuya, no un pedazo de ti.
-- OK, en un minuto te la mando.
Lo hizo, me la envió e inmediatemente se deconectó.
La foto me desconcertó. ¿Es una nueva vista? ¿Estoy tratando con un desquiciada? Mañana, con la cabeza fresca trataré de entender que está pasando. Este juego me está empezando a cansar.
Esta es la foto.
martes, 27 de mayo de 2008
25,000 visitantes
15,000 al 6 de julio de 2007, 15,000 para el 8 de octubre del mismo año.
En el 2008 ya había tenido 20,000 visitas el 1 de febrero y ahora estoy festejando que 25,000 personas han ingresado a este blog.
Gracias a todos, en especial a los que no cayeron acá por error o por azar, pero sobre todo a los que han regresado por haber encontrado algo que haya despertado su interés.
Tantas personas no pueden sino motivarme a seguir con estas notas de mi vida cotidiana y uno que otro intento de creación literaria.
Gracias.
dalton
En el 2008 ya había tenido 20,000 visitas el 1 de febrero y ahora estoy festejando que 25,000 personas han ingresado a este blog.
Gracias a todos, en especial a los que no cayeron acá por error o por azar, pero sobre todo a los que han regresado por haber encontrado algo que haya despertado su interés.
Tantas personas no pueden sino motivarme a seguir con estas notas de mi vida cotidiana y uno que otro intento de creación literaria.
Gracias.
dalton
domingo, 25 de mayo de 2008
Pedazos de alma. Parte 1.
No sé como obtuvo mi dirección de mensajería instantánea, pero anoche, después de una fiesta en la que corrió tanto tequila como lluvia les cae a los habitantes de Chalco llegué a mi departamento de la colonia del Valle a las tres de la madrugada, prendí la Mac (Macuarra, de cariño) y me dispuse a ver quienes de mis cuates de otras ciudades estaban conectados.
Al iniciar el programa de chateo apareció una ventana que me indicaba que un usuario, con el nick de pedazosdealma, quería ser mi amigo, acepté la propuesta y en pocos minutos apareció su primer mensaje:
-- Hola niels, ¿cual es tu nombre real?
-- Hola pedazosdealma, eso no se pregunta en una primera sesión, además primero debo saber quién eres tú. ¿De dónde me escribes?
-- De tu mismo país, soy mexicana.
-- ¿De la Ciudad de México?
-- Tal vez, tal vez, maybe!!!!!!!!! Jajaja, que curioso eres!!!!
-- No más que tú, que ya quieres saber mi nombre. ¿Quién te dió mi dirección de MSN?
-- Pareces nuevo, hay tantas referencias en internet sobre tus cuentos y poesías que no fue necesario que me la diera alguien específico.
-- ¡Mientes, en mi blog sólo publico mi email, pero nunca esta dirección, precisamente para evitar que me molesten por MSN! ¿Cómo la obtuviste?
-- ¡Ay corazón, eso no se pregunta en una primera sesión! (Iba a decir 'primera cita', pero eso es cosa del pasado).
-- OK, no me digas nada por ahora, pero a cambio háblame de ti. ¿Estudias o trabajas? ¿Cuántos años tienes?
-- OK, eso sí te lo digo. Trabajo, soy asistente de un ingeniero en sistemas, tengo 29 años. ¿Tu eres diseñador y tienes 35?
-- Casi acertaste, soy programador, aunque a veces hago diseño gráfico y tengo 34. Solterito, ¿no te emociona? ¿tienes compromiso?
- ¡Estás loco, compromisos a mi edad, con esta cara y este cuerpo, y en pleno siglo veintiuno! Soy libre como el dólar, que por cierto anda de capa caída.
-- jajaja ¿tu también andas de capa caída? ¿en plena devaluación? jajaja
-- No buey, yo estoy a la alza!
-- Oye 'buey', ¿y como sé que no eres uno de mis cuates o un gay que me quiere ver la cara de what?
-- jajaja, pues tendrás que confiar, ni modo que te enseñe mi credencial del ife por mi webcam!
-- No es mala idea, y algo más que pueda probar tu sexo!
-- Oye, ¿no vas muy rápido? Espera, a que nos tratemos más.
-- OK, seré paciente, me late que eres buena onda. ¿Por qué te conectaste conmigo?
-- La verdad no lo sé. Tal vez por tus cuentos o algún poemilla tuyo que me gustó. En la foto de tu blog apareces como intelectual del siglo pasado, se me hace que hasta eres un chico interesante.
-- Gracias, pero eso me dicen todas, jajaja. Ya en serio, ¿qué esperas conseguir hablando conmigo?
-- Uff que mamila eres, ¿debo confesarme para que te dignes hablar conmigo? Dímelo para hacer la solicitud.
-- No, no es eso, no te sulfures, pero no es común que una desconocida (suponiendo que deveras eres una bella hembrita) llegue a mi MSN y ya!!!
-- No te asustes, no te voy a hacer nada. Solo quiero conocerte.
-- OK, ¿tienes un blog o un sitio en dónde pueda saber de ti, ver algunas de tus fotos en MySpace, Facebook, Hi5, any?
-- Maybe!!! Vete con calma buey.
-- No mamar, tu sabes mucho de mi!!! Al menos dame una pista!!!¿Por qué debo creer que eres una chava de 29? Hay mucho gañán en la red.
-- OK, dime cómo te lo puedo probar!
-- Pues mándame una foto, no tiene que ser en bikini, jajaja, al menos de tu cara.
-- Te mandaré una foto, pero no de mi cara ...
-- ¡Suena interesante!
En ese momento apareció en mi pantalla una ventana que me anunciaba que pedazosdealma me quería enviar una imagen, así que la acepté, y mientras bajaba a mi computadura le pregunté:
-- Oye y de dónde sacaste ese alias tan original 'pedazosdealma'?
-- Es que estoy formada, esencialmente, por pedazos de alma de toda la gente que he amado, odiado, herido, ayudado, etc. Tal vez un pedazo de tu alma pase a formar parte de mi. Sólo el tiempo lo dirá.
Sentí un ligero escalofrio al leer ese mensaje. Ya eran las cuatro de la mañana. Ya debía dormir, en cuanto la foto terminara de bajar me despediría de ella y me iría a la cama.
Continué, pues la foto era muy pesada y no acababa de bajar:
-- ¿No quieres una foto mía?
-- No gracias, te conozco mejor de lo que supones, ya te pediré alguna especial en su momento.
De nuevo me sentí incómodo, ¿quién era ella? El estilo de su escritura no me recordaba a nadie conocido, ¿de dónde me conocía?
La imagen casi había acabado de bajar, en mi pantalla empezaban a aparecer las primeras líneas. Era piel, sí solo piel. Me excitó imaginarme la parte de su cuerpo que vendría en esa foto. Más líneas, más piel, parecía una mano o una espalda femenina. Me emocionaba.
Después de algunos segundos más, en los cuales los dos dejamos de escribir, expectantes, apareció la imagen: era una mano, más bien el dorso de una mano femenina. No se veía ni la muñeca ni los dedos, sólo el dorso, con las venas muy claras y sin manchas, una mano joven. Al aumentar el tamaño de la imagen me di cuenta que además había una ligera cicatriz, no visible de inmediato, casi transparente, con la forma de hoja de árbol, perecida a la de maple, de más o menos cuatro centímetros. Eso era todo. Me volví a sobresaltar. Nunca me habían enviado algo así en los siete años que llevo navegando y conociendo chicas por medio de internet.
Le pregunté:
-- ¿Qué me enviaste? ¿No te equivocaste de imagen?
-- Lo que me pediste, una foto mía.
-- ¿Es eso una cicatriz? ¿Estudias medicina o algo así?
-- Si, es una cicatriz, y no, no estudio medicina. Esa foto te debe decir algo de mi, mucho o poco, dependiendo de tu imaginación y de tu poder de deducción.
-- No entiendo ¿qué me puede decir esa foto acerca de ti?
-- Te daré otra pista: busca un poema de Benedetti en donde habla de ladrillos y casas, tal vez eso te ayude.
-- ¡Eres muy rara, me cae!
-- Maybe!!! Por cierto, ya mero amanece, debo ir a dormir. Ojalá mañana volvamos a chatear.
-- ¡No te vayas, explícame!
-- Mañana continuamos, bye. Besitos.
El programa me anunció, con un tierno timbre, que pedazosdealma se estaba desconectando.
Miré la foto por diez minutos más, no entendí nada. Me prometí que mañana buscaría lo de Benedetti y los ladrillos.
Tuve que tomarme un último tequila para poder relajarme y finalmente me venció el sueño deseando que ya fuera la noche siguiente. Soñé que me despedía de ella dándole un caballeroso beso en el dorso de la mano derecha.
Esta la mañana, al despertar, creí percibir un ligero olor a maple en mis labios, creo que me estoy dejando influir por el misterio que rodea a las sesión de hace una horas en la madrugada.
Al iniciar el programa de chateo apareció una ventana que me indicaba que un usuario, con el nick de pedazosdealma, quería ser mi amigo, acepté la propuesta y en pocos minutos apareció su primer mensaje:
-- Hola niels, ¿cual es tu nombre real?
-- Hola pedazosdealma, eso no se pregunta en una primera sesión, además primero debo saber quién eres tú. ¿De dónde me escribes?
-- De tu mismo país, soy mexicana.
-- ¿De la Ciudad de México?
-- Tal vez, tal vez, maybe!!!!!!!!! Jajaja, que curioso eres!!!!
-- No más que tú, que ya quieres saber mi nombre. ¿Quién te dió mi dirección de MSN?
-- Pareces nuevo, hay tantas referencias en internet sobre tus cuentos y poesías que no fue necesario que me la diera alguien específico.
-- ¡Mientes, en mi blog sólo publico mi email, pero nunca esta dirección, precisamente para evitar que me molesten por MSN! ¿Cómo la obtuviste?
-- ¡Ay corazón, eso no se pregunta en una primera sesión! (Iba a decir 'primera cita', pero eso es cosa del pasado).
-- OK, no me digas nada por ahora, pero a cambio háblame de ti. ¿Estudias o trabajas? ¿Cuántos años tienes?
-- OK, eso sí te lo digo. Trabajo, soy asistente de un ingeniero en sistemas, tengo 29 años. ¿Tu eres diseñador y tienes 35?
-- Casi acertaste, soy programador, aunque a veces hago diseño gráfico y tengo 34. Solterito, ¿no te emociona? ¿tienes compromiso?
- ¡Estás loco, compromisos a mi edad, con esta cara y este cuerpo, y en pleno siglo veintiuno! Soy libre como el dólar, que por cierto anda de capa caída.
-- jajaja ¿tu también andas de capa caída? ¿en plena devaluación? jajaja
-- No buey, yo estoy a la alza!
-- Oye 'buey', ¿y como sé que no eres uno de mis cuates o un gay que me quiere ver la cara de what?
-- jajaja, pues tendrás que confiar, ni modo que te enseñe mi credencial del ife por mi webcam!
-- No es mala idea, y algo más que pueda probar tu sexo!
-- Oye, ¿no vas muy rápido? Espera, a que nos tratemos más.
-- OK, seré paciente, me late que eres buena onda. ¿Por qué te conectaste conmigo?
-- La verdad no lo sé. Tal vez por tus cuentos o algún poemilla tuyo que me gustó. En la foto de tu blog apareces como intelectual del siglo pasado, se me hace que hasta eres un chico interesante.
-- Gracias, pero eso me dicen todas, jajaja. Ya en serio, ¿qué esperas conseguir hablando conmigo?
-- Uff que mamila eres, ¿debo confesarme para que te dignes hablar conmigo? Dímelo para hacer la solicitud.
-- No, no es eso, no te sulfures, pero no es común que una desconocida (suponiendo que deveras eres una bella hembrita) llegue a mi MSN y ya!!!
-- No te asustes, no te voy a hacer nada. Solo quiero conocerte.
-- OK, ¿tienes un blog o un sitio en dónde pueda saber de ti, ver algunas de tus fotos en MySpace, Facebook, Hi5, any?
-- Maybe!!! Vete con calma buey.
-- No mamar, tu sabes mucho de mi!!! Al menos dame una pista!!!¿Por qué debo creer que eres una chava de 29? Hay mucho gañán en la red.
-- OK, dime cómo te lo puedo probar!
-- Pues mándame una foto, no tiene que ser en bikini, jajaja, al menos de tu cara.
-- Te mandaré una foto, pero no de mi cara ...
-- ¡Suena interesante!
En ese momento apareció en mi pantalla una ventana que me anunciaba que pedazosdealma me quería enviar una imagen, así que la acepté, y mientras bajaba a mi computadura le pregunté:
-- Oye y de dónde sacaste ese alias tan original 'pedazosdealma'?
-- Es que estoy formada, esencialmente, por pedazos de alma de toda la gente que he amado, odiado, herido, ayudado, etc. Tal vez un pedazo de tu alma pase a formar parte de mi. Sólo el tiempo lo dirá.
Sentí un ligero escalofrio al leer ese mensaje. Ya eran las cuatro de la mañana. Ya debía dormir, en cuanto la foto terminara de bajar me despediría de ella y me iría a la cama.
Continué, pues la foto era muy pesada y no acababa de bajar:
-- ¿No quieres una foto mía?
-- No gracias, te conozco mejor de lo que supones, ya te pediré alguna especial en su momento.
De nuevo me sentí incómodo, ¿quién era ella? El estilo de su escritura no me recordaba a nadie conocido, ¿de dónde me conocía?
La imagen casi había acabado de bajar, en mi pantalla empezaban a aparecer las primeras líneas. Era piel, sí solo piel. Me excitó imaginarme la parte de su cuerpo que vendría en esa foto. Más líneas, más piel, parecía una mano o una espalda femenina. Me emocionaba.
Después de algunos segundos más, en los cuales los dos dejamos de escribir, expectantes, apareció la imagen: era una mano, más bien el dorso de una mano femenina. No se veía ni la muñeca ni los dedos, sólo el dorso, con las venas muy claras y sin manchas, una mano joven. Al aumentar el tamaño de la imagen me di cuenta que además había una ligera cicatriz, no visible de inmediato, casi transparente, con la forma de hoja de árbol, perecida a la de maple, de más o menos cuatro centímetros. Eso era todo. Me volví a sobresaltar. Nunca me habían enviado algo así en los siete años que llevo navegando y conociendo chicas por medio de internet.
Le pregunté:
-- ¿Qué me enviaste? ¿No te equivocaste de imagen?
-- Lo que me pediste, una foto mía.
-- ¿Es eso una cicatriz? ¿Estudias medicina o algo así?
-- Si, es una cicatriz, y no, no estudio medicina. Esa foto te debe decir algo de mi, mucho o poco, dependiendo de tu imaginación y de tu poder de deducción.
-- No entiendo ¿qué me puede decir esa foto acerca de ti?
-- Te daré otra pista: busca un poema de Benedetti en donde habla de ladrillos y casas, tal vez eso te ayude.
-- ¡Eres muy rara, me cae!
-- Maybe!!! Por cierto, ya mero amanece, debo ir a dormir. Ojalá mañana volvamos a chatear.
-- ¡No te vayas, explícame!
-- Mañana continuamos, bye. Besitos.
El programa me anunció, con un tierno timbre, que pedazosdealma se estaba desconectando.
Miré la foto por diez minutos más, no entendí nada. Me prometí que mañana buscaría lo de Benedetti y los ladrillos.
Tuve que tomarme un último tequila para poder relajarme y finalmente me venció el sueño deseando que ya fuera la noche siguiente. Soñé que me despedía de ella dándole un caballeroso beso en el dorso de la mano derecha.
Esta la mañana, al despertar, creí percibir un ligero olor a maple en mis labios, creo que me estoy dejando influir por el misterio que rodea a las sesión de hace una horas en la madrugada.
viernes, 23 de mayo de 2008
Bichito 014
A veces, Bichito, muestras toda la dulzura que llevas adentro.
Me podrías haber llamado para preguntarme si mañana tomaremos un Cavernet Sauvignon o un Merlot para nuestra cena semanal.
O si el pan de ajo combinará mejor que el de parmesano para acompañar nuestra lasaña.
Tal vez hasta entendería que me consultaras sobre el color de tu vestido.
Hasta me has preguntado sobre el nivel de lujuria que se pronostica para el día siguiente, para portar algo adecuado al clima.
Pero hoy, que me preguntaste por medio de un mensaje a mi celular mi opinión sobre lo que será tu nuevo look, me llenaste de ternura.
Sabes que me gusta tu pelo rizado y largo, pero no se puede tener todo en la vida, asi que si tengo que escoger lo prefiero rizado y corto en lugar de liso y largo.
De cualquier manera pronto volverá a crecer y a ensortijarse, y la naturaleza hará de las suyas para placer mío.
Tu deseo de agradarme, de permitirme meterme un poquito en esas decisiones tan femeninas, tan trascendentemente secundarias, no es más que un reflejo de tu amor, del hecho de que estoy en tu mente aunque sea un ratito, de que esperas que durante las siguientes semanas mis manos se sientan en casa al entrar en tu pelo y que cuando esté sobre la almohada siga siendo el marco ideal para esa cara tan linda y esos ojos azules como el cielo en el desierto.
Bichito es increíble que unas cuantas palabras en un celular puedan portar tanto amor.
Te amo
Me podrías haber llamado para preguntarme si mañana tomaremos un Cavernet Sauvignon o un Merlot para nuestra cena semanal.
O si el pan de ajo combinará mejor que el de parmesano para acompañar nuestra lasaña.
Tal vez hasta entendería que me consultaras sobre el color de tu vestido.
Hasta me has preguntado sobre el nivel de lujuria que se pronostica para el día siguiente, para portar algo adecuado al clima.
Pero hoy, que me preguntaste por medio de un mensaje a mi celular mi opinión sobre lo que será tu nuevo look, me llenaste de ternura.
Sabes que me gusta tu pelo rizado y largo, pero no se puede tener todo en la vida, asi que si tengo que escoger lo prefiero rizado y corto en lugar de liso y largo.
De cualquier manera pronto volverá a crecer y a ensortijarse, y la naturaleza hará de las suyas para placer mío.
Tu deseo de agradarme, de permitirme meterme un poquito en esas decisiones tan femeninas, tan trascendentemente secundarias, no es más que un reflejo de tu amor, del hecho de que estoy en tu mente aunque sea un ratito, de que esperas que durante las siguientes semanas mis manos se sientan en casa al entrar en tu pelo y que cuando esté sobre la almohada siga siendo el marco ideal para esa cara tan linda y esos ojos azules como el cielo en el desierto.
Bichito es increíble que unas cuantas palabras en un celular puedan portar tanto amor.
Te amo
martes, 13 de mayo de 2008
Mujer bella mirando por la ventana
Fue una tarde en el Golfo de México, en un inicio de mayo lleno de luz y de calor. Sin pensarlo demasiado me puse detrás de ella. Enfoqué, ajusté la apertura del diafragma, la velocidad y disparé.
La impresión en papel de esa foto ya acumula polvo en un entrepaño de mi librero, enmarcada en aluminio y junto a Cortázar, Fuentes, Benedetti, Sabines y varios latinos más que endulzaron mi juventud y enamoraron, conmigo, a varias mujeres.
Ella aparece de espaldas, rodeada de la penumbra, asomándose hacia un torrente de luz que viene de una playa cercana. Su pelo rubio, ligeramente alborotado, a contraluz, muestra su carácter libre, su desparpajo, el paso repertido de mis manos por su cabeza. Casi se escuchan mis recientes murmullos en su oído.
¿Qué pensaba en ese momento? Llévabamos cuatro días en la Costa Esmeralda de Veracruz, una zona formada por una serie de pequeños poblados pegados a la costa. Casi todos ellos no son más que una larga hilera de restaurantes de mariscos, hoteles poco pretenciosos, casas de huéspedes, fondas para conductores de trailers, cassuchas de pescadores y agricultores que el turismo se va comiendo poco a poco.
Nuestro plan de viaje era muy simple: parar en el poblado que nos pareciera atractivo, pisar la playa, visitar el poblado, buscar los platillos y artesanías locales, tomar un par de cervezas o toritos y decidir si pernoctábamos ahí.
¿Pensaba en la placidez después del amor? ¿Dudaba de la eternidad de nuestro romance? ¿Se planteba la necesidad de formalizar algo que ya lleva un año y medio de iniciado?
A la derecha de la fotografía se adivina el doble cristal de la ventana de alumino a medio cerrar. Una luz azul, fría, ajena al ambiente tropical no hace más que remarcar la intensidad del fulgor que las palmeras, el cielo seminublado y la arena arrojan sobre ella, logrando un halo dorado en su cabellera.
Fueron días divertidos e intensos. Casi desfallecemos por visitar Tajín en las horas en que sólo un par de estúpidos lo haría: de dos a cuatro de la tarde. La frase que mejor refleja el tamaño de nuestra irracionalidad la dijo una pequeña de cinco o seis años, sudorosa, sedienta, vestida de blanco, con huaraches, que caminaba cabizbaja bajo el apuro de sus padres:
--¡ Nunca volveré a visitar este lugar!
Espero que la niña recapacite al crecer.
Las pláticas entre mi amada y yo podían volverse complejas al calor de los toritos: relaciones pasadas, viajes anteriores, deseos guardados en baúles que ya nuestra memoría ha olvidado, autoflagelaciones por decisiones equivocadas, risas ante situaciones que en su momento fueron auténticas tragedias griegas.
La poca luz que entra en la habitación permite ver su espalda y el inicio de su cadera. Una ligera zona de piel delata un llantita coqueta y apetecible. Ya no es una adolescente, pero sus cuarentas más bien parecen treintas, y lo demuestra en más de un sentido.
Sus caderas. Prometedoras, redondas, turgentes, besables, ágiles, acariciables, mías. Sus inolvidables caderas jalan la vista en la fotografía, le dan un inmensa sensualidad a la toma. Sin embargo a mi me enloquece su agitado cabello dorado. Casi percibo el olor de su piel, de su cuello, de sus labios pegados a mi boca.
El pareo que ella acomodó de mil maneras en su cuerpo durante esas vacaciones apenas se vislumbra en el extremo izquierdo de la fotografía. La prenda cuelga, informe, junto a su cuerpo. La tela negra del pareo está adornada con lunas, estrellas y otros motivos que la hacen parecer una noche estrellada vista desde la campiña.
Esa tarde salimos a caminar al atardecer para buscar conchitas de mar. Ella llevaba ese pareo acomodado como falda. Se emocionaba como una pequeña cuando encontrábamos una concha en forma de galleta. 'Esta será para mi hermana' o para su hija o para una maestra, me iba diciendo al recoger esos pequeños regalos del mar. Esos momentos, aparentemente insignificantes, son la síntesis perfecta de la felicidad. Esos minutos son los que hacen que toda una vida valga la pena. Los atesoro como mis mejores posesiones.
En la fotografía su cara no es visible. Eso le otorga una magia especial a la imagen. Cada quien, cada observador, tiene la oportunidad de adivinar, de recrear su belleza. Así no hay límites para la ilusión: ella será tan bella como los anhelos particulares de cada quien.
Yo, solo yo, tengo la certeza de su cara ese preciso día. Yo, y nadie más, sabe cuan bella se veía en ese momento. Eso lo hace mía, eternamente, al menos en el contexto de esa fotografía.
Ella vió la impresión una semana después de regresar del viaje, Le entregué una copia en un marco de aluminio idéntico al que guardo en mi departamento.
Le gustó la foto. Me gustó que le gustara.
Quiero recordarla siempre así, relajada, plena, feliz, dispuesta a emprender el camino en cuanto sea necesario, sin condiciones, sin trampas, buscando un lugar en que, juntos, podamos seguir practicando la construcción de un amor tan especial que desborda los límites de esa fotografía, la de una mujer bella mirando por la ventana.
La impresión en papel de esa foto ya acumula polvo en un entrepaño de mi librero, enmarcada en aluminio y junto a Cortázar, Fuentes, Benedetti, Sabines y varios latinos más que endulzaron mi juventud y enamoraron, conmigo, a varias mujeres.
Ella aparece de espaldas, rodeada de la penumbra, asomándose hacia un torrente de luz que viene de una playa cercana. Su pelo rubio, ligeramente alborotado, a contraluz, muestra su carácter libre, su desparpajo, el paso repertido de mis manos por su cabeza. Casi se escuchan mis recientes murmullos en su oído.
¿Qué pensaba en ese momento? Llévabamos cuatro días en la Costa Esmeralda de Veracruz, una zona formada por una serie de pequeños poblados pegados a la costa. Casi todos ellos no son más que una larga hilera de restaurantes de mariscos, hoteles poco pretenciosos, casas de huéspedes, fondas para conductores de trailers, cassuchas de pescadores y agricultores que el turismo se va comiendo poco a poco.
Nuestro plan de viaje era muy simple: parar en el poblado que nos pareciera atractivo, pisar la playa, visitar el poblado, buscar los platillos y artesanías locales, tomar un par de cervezas o toritos y decidir si pernoctábamos ahí.
¿Pensaba en la placidez después del amor? ¿Dudaba de la eternidad de nuestro romance? ¿Se planteba la necesidad de formalizar algo que ya lleva un año y medio de iniciado?
A la derecha de la fotografía se adivina el doble cristal de la ventana de alumino a medio cerrar. Una luz azul, fría, ajena al ambiente tropical no hace más que remarcar la intensidad del fulgor que las palmeras, el cielo seminublado y la arena arrojan sobre ella, logrando un halo dorado en su cabellera.
Fueron días divertidos e intensos. Casi desfallecemos por visitar Tajín en las horas en que sólo un par de estúpidos lo haría: de dos a cuatro de la tarde. La frase que mejor refleja el tamaño de nuestra irracionalidad la dijo una pequeña de cinco o seis años, sudorosa, sedienta, vestida de blanco, con huaraches, que caminaba cabizbaja bajo el apuro de sus padres:
--¡ Nunca volveré a visitar este lugar!
Espero que la niña recapacite al crecer.
Las pláticas entre mi amada y yo podían volverse complejas al calor de los toritos: relaciones pasadas, viajes anteriores, deseos guardados en baúles que ya nuestra memoría ha olvidado, autoflagelaciones por decisiones equivocadas, risas ante situaciones que en su momento fueron auténticas tragedias griegas.
La poca luz que entra en la habitación permite ver su espalda y el inicio de su cadera. Una ligera zona de piel delata un llantita coqueta y apetecible. Ya no es una adolescente, pero sus cuarentas más bien parecen treintas, y lo demuestra en más de un sentido.
Sus caderas. Prometedoras, redondas, turgentes, besables, ágiles, acariciables, mías. Sus inolvidables caderas jalan la vista en la fotografía, le dan un inmensa sensualidad a la toma. Sin embargo a mi me enloquece su agitado cabello dorado. Casi percibo el olor de su piel, de su cuello, de sus labios pegados a mi boca.
El pareo que ella acomodó de mil maneras en su cuerpo durante esas vacaciones apenas se vislumbra en el extremo izquierdo de la fotografía. La prenda cuelga, informe, junto a su cuerpo. La tela negra del pareo está adornada con lunas, estrellas y otros motivos que la hacen parecer una noche estrellada vista desde la campiña.
Esa tarde salimos a caminar al atardecer para buscar conchitas de mar. Ella llevaba ese pareo acomodado como falda. Se emocionaba como una pequeña cuando encontrábamos una concha en forma de galleta. 'Esta será para mi hermana' o para su hija o para una maestra, me iba diciendo al recoger esos pequeños regalos del mar. Esos momentos, aparentemente insignificantes, son la síntesis perfecta de la felicidad. Esos minutos son los que hacen que toda una vida valga la pena. Los atesoro como mis mejores posesiones.
En la fotografía su cara no es visible. Eso le otorga una magia especial a la imagen. Cada quien, cada observador, tiene la oportunidad de adivinar, de recrear su belleza. Así no hay límites para la ilusión: ella será tan bella como los anhelos particulares de cada quien.
Yo, solo yo, tengo la certeza de su cara ese preciso día. Yo, y nadie más, sabe cuan bella se veía en ese momento. Eso lo hace mía, eternamente, al menos en el contexto de esa fotografía.
Ella vió la impresión una semana después de regresar del viaje, Le entregué una copia en un marco de aluminio idéntico al que guardo en mi departamento.
Le gustó la foto. Me gustó que le gustara.
Quiero recordarla siempre así, relajada, plena, feliz, dispuesta a emprender el camino en cuanto sea necesario, sin condiciones, sin trampas, buscando un lugar en que, juntos, podamos seguir practicando la construcción de un amor tan especial que desborda los límites de esa fotografía, la de una mujer bella mirando por la ventana.
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