viernes, 25 de mayo de 2007

Acerca de la destrucción del Imperio de México

Actualmente estoy leyendo dos novelas. Por las mañanas leo Frankenstein de Mary W. Shelley, y por las noches ¿Te veré en el desayuno? de Guillermo J. Fadanelli.

La primera es una novela clásica de la literatura universal escrita en 1816 en Suiza. La segunda es una novela contemporánea mexicana, chilanga.

Fadanelli, se lee en la contraportada del libro, es el creador de la "literatura basura y promotor de la cultura subterránea". A este escritor lo conocí gracias a mi hijo que me prestó un libro de cuentos de ese autor, suponiendo que me iba a gustar su estilo. No se equivocó.

¿Por qué estoy leyendo dos libros al mismo tiempo? Hay una razón, la cual me apena un poco, les cuento: cuando le dije a Lala que estaba empezando a leer Frankenstein ella se sorprendió de que me gustara la literatura de terror. Yo tenía la idea de que esta obra no era de ese tipo, pero previendo que la lectura nocturna afectara mi sueño y mis sueños decidí, dándole su lugar al miedo, leer algo diferente durante la noche y dejar el clásico para las mañanas. Así que busqué en mi librero alguna obra que no hubiera leído, o que no recordara haber leído --que finalmente es casi lo mismo para mi desmemoriado cerebro-- y encontré a Fadanelli.

Frankenstein es una novela enmarcada en una espoca muy interesante desde el punto de vista de la historia de la ciencia: se empezaban a popularizar las investigaciones de Galvani acerca de los efectos de la electricidad en el cuerpo humano:

A partir aproximadamente de 1780, Galvani comenzó a incluir en sus conferencias pequeños experimentos prácticos que demostraban a los estudiantes la naturaleza y propiedades de la electricidad. En una de estas experiencias, el científico demostró que, aplicando una pequeña corriente eléctrica a la médula espinal de una rana, se producían grandes contracciones musculares en los miembros de la misma. Estas descargas podían lograr que las patas (incluso separadas del cuerpo) saltaran igual que cuando el animal estaba vivo.

El médico había descubierto este fenómeno por accidente: mientras disecaba una pata de rana, su bisturí tocó accidentalmente un gancho de bronce del que colgaba la pata. Se produjo una pequeña descarga, y la pata se contrajo espontáneamente. Mediante repetidos y consecuentes experimentos, Galvani se convenció de que lo que se veía eran los resultados de los que llamó "electricidad animal". Galvani identificó a la electricidad animal con la fuerza vital que animaba los músculos de la rana, e invitó a sus colegas a que reprodujeran y confirmaran su descubrimiento.

Así lo hizo en la Universidad de Pavía el colega de Galvani Alejandro Volta quien afirmó que los resultados eran correctos pero no quedó convencido con la explicación de Galvani.


pero también se comentaba mucho sobre Charles Darwin y su entonces novedosa teoría de la evolución.

Esos dos descubrimientos científicos, que Mary menciona en el prefacio de su obra, son las premisas para crear un libro en que se habla de crear vida en el siglo XIX, y de la responsabilidad del creador ante su obra viva.

Frankenstein inicia teniendo como primera persona a Roberto Walton, quién después escucha el relato de la creación del monstruo en voz de Victor Frankenstein.

Pues bien, es Walton quien menciona a México, mi país, en una parráfo acerca de efectos de que pueden tener los estudios en la personalidad del hombre:

Una persona normal debe mantener siempre una mente tranquila y pacífica, sin permitir que esa tranquilidad se vea jamás trastornada por la pasión o los deseos transitorios, sin que piense que la búsqueda del conocimiento sea una excepción a esta regla. Si el estudio a que usted se dedica tiende a debilitar sus afectos y a destruir su inclinación hacia los placeres sencillos en los que no puede mezclarse contaminación alguna, entonces ese estudio es inmoral e inconveniente para la mente humana. Si siempre se observara esta regla, si ningún hombre permitiese que ambición alguna se interpusiera en la tranquilidad de sus afectos domésticos, Grecia no hubiese sido esclavizada, César habría conservado su país, América sería descubierta más gradualmente y los imperios de México y el Perú no habrían sido destruidos.


En otras palabras, si la humanidad no fuera ambiciosa, la tranquilidad fuera la meta de cada uno de los hombres y todos tuviéramos inclinación a los placeres sencillos, entonces, nuestra raza de bronce seguiría viva, nuestra lengua oficial sería el náhuatl, nuestra arquitectura dominante sería algo como loft-piramidal, y Armando Ramírez y la India María serían los prototipos del estilo fashion-nacó.

Por otro lado, si fuera cierto que Si el estudio a que usted se dedica tiende a debilitar sus afectos y a destruir su inclinación hacia los placeres sencillos en los que no puede mezclarse contaminación alguna, entonces ese estudio es inmoral e inconveniente para la mente humana, entonces, casi todos mis cuates de PCM se dedican a asuntos inmorales e inconvenientes pues internet, el cómputo y, en especial, Linux, han debilitado sus afectos al convertirlos casi en autistas, no son afectos a los placeres sencillos (matar e diestra y siniestra jugando Quake contra diez cabrones, algunos de ellos con un six de chelas entre pecho y espalda, en una red local armado ex profeso, y por más de 12 horas, no es indicio de sencillez mental, de ninguna manera).

Sin embargo, la sola mención de México en un clásico como Frankenstein me llenó de orgullo y me hubiera puesto de pie a cantar Cielito Lindo sino fuera porque en el momento en que leí ese párrafo estaba dentro de un Metrobús atestado de gente.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola, soy una chica de España y también estoy leyendo Frankenstein.
Me parece un novela preciosa, ya que sus innumerables descripciones de los paisajes, reales, nos permiten "viajar" hasta allí.
Su contenido también es muy interesante, ya que su temática nos da mucho que pensar, tanto en el campo científico como en el filosófico.
Pues resulta que una profesora de nuestra escuela tuvo la iniciativa en la creación del proyecto "Frankenstein", que es un plan de animación a la lectura.
La mayoría de alumnos estamos leyendo la obra y hemos realizado varias actividades como un taller de recortables, dos megapuzzles y La Linterna Mágica, donde hemos visto varios cortos recopilados que recrean historias relacionadas con el tema.
Puede ser que estés leyendo esto y pienses: " A mi esto que ... me importa?" jeje.
Simplemente te quiero invitar a nuestro blog para que lo veas y, si lo deseas, dejar un cometario.

http://www.iesmonastil.blogspot.com

Muchas Gracias!!
Espero que te guste!!