jueves, 31 de mayo de 2007

Una crítica que es un poema

Hace poco le pedí a una reciente y querida amiga, poeta para más señas, Esther Alvarado, de quien ya cuento con una colaboración involuntaria (Un mensaje de Esther, la poeta de La Tregua Café), que le echara un ojo a mi poema Mala Hora.

Aquí les muestro su respuesta, la cual es en sí misma un poema. Desde luego que destaza mi obra, pero esa era la idea. Prometo revisar mi malherido poema y corregir mis yerros.

Roberto:

Decía Borges que la literatura es una forma de felicidad, y en tu poema se siente, a pesar de ser un tema triste, que ronda la sensación feliz de expresarse. Acecha la belleza en la metáfora: "enmohece los goznes de tus puertas". Encuentro ahí esa misteriosa sustancia que le da luminosidad al poema, lo dota de intensidad, traduce fielmente la sensación de quedarse fuera, solo, de darle a la tristeza una forma, un color, una imagen.

Me impresionó también la imagen del encuentro "cara a cara con el diablo". Suena a reto, a ironía.

Es muy bello eso del "diptongo felino que se escucha". Es como si la imagen tuviera su propia eufonía y se pudiera vivir en el instante mismo en que el diptongo emerge del silencio, del espacio sonoro que nace entre las letras.

En cuanto a la forma, la estructura del poema, se puede apreciar la organización en cuartetos y la construcción de endecasílabos. Sin embargo, hay algunos versos cuya medida es de 12 sílabas y se siente una ruptura en el ritmo. Lo mismo sucede por ejemplo en el segundo verso de la última estrofa, en donde el acento lo ubicas en la primera sílaba y no en la tercera como lo haces a lo largo de todo el poema.

Cada verso posee un efecto rítmico, esa base del ritmo lo dan los apoyos del acento en la tercera, sexta y décima sílaba en el caso de tus endecasílabos, sin embargo hay algunos en donde la cadencia falla, se cae. Dice Ezra Pound que la poesía es música y creo que hay que guardar el compás y darle brío o pianísimo a cada movimiento, conservar el ritmo pero sin caer en un tono igual, monótono.

Vale la pena que revises ese ritmo que se rompe, no recuerdo quien decía que la palabra es libertad que encadena el grito, lo convierte en eco musical de las esencias que vibran en el fondo, que se mueven en una escala de timbres y de tonos. Palabra es también el vestido de la idea, hilo sutil que engarza las pasiones, trazo, tejido intemporal para envolver la realidad interior de sí mismo. Pero estas palabras deben tener un orden, un sentido, porque la expresión poética, su música, son en sí mismas un hecho estético pero también comunicación.

Tal vez aquí entraría la discusión de construir en verso libre, o sujetarse a las formas clásicas, pero en el caso de tu poema, decidiste ya darle una estructura de cuartetos endecasílabos y entonces sólo hay que hacer algunos ajustes, creo que inclusive podrías darle forma de soneto (dos cuartetos y dos tercetos) o tal vez hacer un juego con las formas y dotarlo de armonía.

Hay una frase que no me parece poética: "el amor en esta etapa de mi vida.." es una voz donde está ausente todo el aliento poético que imprimes en los otros versos. Hay que buscar una metáfora que lo diga de otro modo, que lo exprese desde un lugar donde el espíritu se multiplique y provoque emoción desde una declaración sencilla, fresca pero contundente. Buscar el ánimo, el rumor, atrapar el acontecimiento escogiendo los elementos precisos para definir lo que se siente.

Me gusta mucho tu poema y pienso que bien vale la pena pulir esos detalles para engrandecerlo para viajar a ese tu íntimo territorio, esas tus zonas áridas, donde los senderos se convierten en evocaciones que los que te leemos, las sentimos como propias.

Hasta pronto, recibe un abrazo de

Esther Alvarado


Esther eres poeta hasta la médula de cada uno de tus huesos.

No hay comentarios: