domingo, 7 de enero de 2007

Café La Tregua

El café 'La Tregua' se encuentra muy cerca de mi casa. Paso enfrente de él todos los días. Está en un pequeño local comercial resguardado por dos cortinas metálicas, en el cual debe haber 8 mesas altas, redondas, incómodas; cada una de ellas rodeadas por sillas, también altas e incómodas. En un rincón tiene, signo de nuestros tiempos, una pequeña sala con una mesa de centro, en la que vive un letrero que indica que ese lugar está reservado para grupos de más de cinco personas. Tienen, además un barra con, lo adivinaron, sillas altas. En la acera se encuentra un anuncio en donde se informa a los peatones que los viernes [Nota del Autor: Realmente las reuniones son los sábados. Perdón por el error], a las 7 de la noche, hay 'trova y poesía'.

Ayer, por fín, lo visité como parroquiano. Para tener derecho a la trova y a la poesía se deben consumir, al menos, treinta y cinco pesos. A mi se me conviertieron en un café americano ($10), unos molletes ($20) y una coca de lata acompañada de un vaso con hielo ($8). Buena inversión.

Llegué a las siete y media. El sitio estaba casi lleno, así que me acerqué a la barra. Inmediatamente se levantaron de las sillas altas dos muchachos en sus 20s, para hacerme lugar. Resultó que eran los que llevan la carga artística del lugar: el trovador y el lector de poemas. La mesera, Brenda, una bella joven, también canta con el trovador. Tiene un voz muy buena. Observé a más de un parroquiano que la veía con ojos de amor. Parece ser la hija de la dueña del lugar.

Al arribar a La Tregua un orador estaba describiendo, con palabras que denotaban sus conocimientos pictóricos, varios cuadros que colgaban de los muros del pequeño local. Una vez que acabó la descripción de las obras entregó varios diplomas a los pintores y a alguien que llamó poeta, de algún evento reciente.

Por fin empezaron la trova y la poesía. En el único rincón libre del local, en no mas de 2 metros cuadrados, se acomodaron los intérpretes. Uno de ello leía un poema y a continuación el otro cantaba una canción. Casi al final Brenda se despojó de su delantal para mutarse en cantante y se incorporó a los ejecutantes. Canto a capela y acompañada del guitarrista.

Los primeros poemas que se leyeron me llamaron la atención. En cuanto pude pregunté al declamador sobre el autor. Los dos poemas son de Edel Juárez. Pongo uno de ellos en otra entrada de ésta mi bitácora.

Se nota que en el café La Tregua se está formando una comunidad de personas aficionadas a las artes. En esta zona de Popotla, Tacuba, Santa Julia prácticamente no hay ninguna oferta cultural. Este es el primer café con tintes artísticos que conozco por la zona. Eduardo, quien atiende en la barra, me adelantó que pronto habrá presentaciones de libros y otras actividades.

La Tregua se encuentra en la Calzada México-Tacuba 409, en la colonia Popotla, a unos pasos de la estación del metro Popotla, en la Ciudad de México. Abren de 8:00 a 21:300 de lunes a viernes y de 10:00 a 21:30 los sábados. Cuentan con una dirección electrónica: la.tregua.cafe@gmail.com. Si llegan temprano a la zona pueden visitar los callejones de Cañitas, famoso por sus apariciones fantasmagóricas, a 3 minutos del café.

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